Hosteleros y vecinos del barrio de Honduras y Blasco Ibáñez se han concentrado ante el balcón del edificio del Ayuntamiento de València para reclamar la suspensión inmediata del plan especial de recortes de terrazas de la zona y un plan de medidas para acabar con las molestias vecinales y la falta de seguridad en la zona.

 Esta ha sido la segunda protesta convocada por la Asociación de Hostelería y Ocio de Honduras- Blasco Ibáñez, que ha recibido el apoyo de una parte importante de vecinos y vecinas que aseguran que la reducción de terrazas es un ataque a los bares y locales y a sus empleados y no soluciona los problemas que sufre el barrio

De hecho, tanto los vecinos como los hosteleros han criticado que el recorte que quiere aplicar el Ayuntamiento, utilizando como argumento que pretende mejorar la convivencia en el barrio, “es una excusa para tapar su inacción y la nula capacidad para poner en marcha un verdadero plan de medidas eficaz para combatir las actividades ilegales y las conductas incívicas”.

En este sentido, el portavoz de la asociación de hostelería de la zona, Víctor Fernández de Córdova, respaldado por vecinos, ha insistido en que ha llegado el momento de desmontar “todas estas mentiras, que solo sirven para poner una cortina de humo sobre la incapacidad del actual Ayuntamiento de València para abordar un problema histórico, como es el del ruido”.  Por ello, tanto los hosteleros, como el colectivo vecinal movilizado, han pedido al ayuntamiento que frene los recortes y ponga en marcha una mesa de diálogo para buscar soluciones a la problemática que sufre la zona.

Reunión urgente

De hecho, tras el acto de protesta, ambos han presentado una carta conjunta, por registro de entrada, dirigida al alcalde de Valencia, Joan Ribó, solicitando una reunión urgente en la que reclaman su amparo para la paralización de los recortes de terrazas que el próximo jueves 6 de octubre la Concejalia de Espai Public pretende llevar a cabo. Una misiva a la que se suma la campaña de recogida de firmas impulsada por el vecindario, que cuenta, hasta el momento, con la rúbrica de 552 vecinos y vecinas y que sigue abierta.

El escrito dirigido a Ribó recoge varias propuestas como punto de partida de un plan integral para la ordenación del ocio en el barrio. Entre ellas, el mantenimiento de la campaña de control de los locales y la inspección y denuncia de cualquier situación irregular, así como la puesta en marcha de una campaña de control de los pisos universitarios que garantice la correcta convivencia en los edificios. 

Hosteleros y vecinos también solicitan al alcalde en su carta el incremento de la presencia policial para acabar con las actividades ilegales, como el botellón o los lateros y la delincuencia existente en el barrio, la puesta en marcha de campañas de concienciación y mediación para reclamar la responsabilidad y el civismo de los más jóvenes y la creación de una zona dirigida a la concentración y reunión de la población universitaria alejada de la zona residencial.