El "beso prohibido" del Arzobispo en el Besamanos
Enrique Benavent optó por la fórmula menos prudente en términos sanitarios durante el acto ante la Patrona
El Arzobispo de Valencia, Enrique Benavent, participó en su primer Besamanos público a la Mare de Deu y lo hizo dejando una imagen para el debate. Benavent acudió durante la tarde oró ante la imagen e hizo exactamente lo que da nombre al acto: besar la mano de la imagen.
Una acción, cuanto menos, poco recomendable. Desde antes de la celebración del acto se había anunciado que la fórmula de besar la mano se cambiabva por la de los años anteriores: el "Pase Reverencial", para tratar de que las personas que acudían no depositaran sucesivamente un beso en un mismo y pequeño lugar (la mano de la talla) por mera prudencia sanitaria.
Un público vulnerable
La fórmula reverencial se instauró con la alerta sanitaria para evitar contagios por el posible intercambio de microorganismos, además entre un público formado mayoritariamente por personas mayores, las más expuestas a la covid. Y es que hay que recordar que, aunque la gran mayoría de personas está vacunada y que la OMS ha declarado extinguida la pandemia, el virus persiste y cada día se registran tanto nuevos casos como muertes por este proceso. Aunque los besos no están prohibidos, los condicionantes en este caso no eran los mejores para recomendarlo: muchas personas y en un mismo y pequeño espacio y por una población vulnerable.
En las horas previas al Besamanos, desde la Basílica se optó por dar libertad de acción: que la gente hiciera lo que quisiera, contando con que besar la mano lo haría poca gente y ante lo enrevesado de estar prohibiéndolo constantemente a cada unas de los miles de personas que acudieron.
De hecho, así fue: la opción mayoritaria fue la de mirar o tocar, pero no besar, aunque también se hizo y numerosas veces. Aquellos que besaban lo hacían casi por "contagio": cuando lo hacía un devoto, le imitaban los siguientes.
Un pañuelo tras cada beso
Aunque un miembro de los Seguidores se encargaba de pasar un pañuelo por la mano de la imagen cada vez que había un beso (lo que se ha hecho siempre), ésto no se hacía aplicando gel hidroalcohólico, con lo que siempre existía un punto de riesgo de intercambio de virus o bacterias.
Benavent no predicó con el ejemplo, al dirigirse a la talla y besarla. Horas antes, el propio rector Juan Melchor había cumplimentado su visita contemplando la imagen desde distancia y haciéndole una reverencia, sin más.
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