Ya está aquí el otoño y con él el inexcusable cambio de armario. Guardar la ropa de verano y sacar las prendas de abrigo para afrontar las bajas temperaturas de los próximos meses es algo ineludible, pero engorroso. Si no quieres que esa tarea acabe contigo y se alargue en el tiempo, pon en marcha los consejos que vamos a darte para hacer el cambio de armario como un o una auténtica profesional y que todo marche sobre ruedas.

Hay varias cosas que debes tener en cuenta al hacer el cambio de armario:

  • llévalo a cabo cuando estés tranquilo/a porque vas a necesitar varias horas y es mejor si no te molestan
  • aprovecha la oportunidad para revisar tu ropa y descartar lo que no usas: ganarás espacio
  • prepara las bolsas o cajas en las que guardarás las prendas que retires hasta la próxima temporada: si se quedan sin guardar, serán un foco de desorden difícil de solucionar
  • hazte con material de limpieza para asear bien el armario una vez que lo hayas dejado vacío y antes de volver a llenarlo
  • ten claro dónde pondrás las bolsas con la ropa que guardes para que no estén por en medio

Ahora sí, toma nota de estos tips para realizar el cambio de armario de forma eficaz, rápida y eficiente.

Toma decisiones

Lo primero de todo es decidir qué vas a retirar definitivamente y qué vas a guardar hasta la próxima temporada. No conserves prendas de esas que se guardan "por si acaso". Si no la usas prácticamente, no la usarás tampoco el año que viene.

Si no lo has hecho aún, puede ser un buen momento para empezar a aplicar el truco de la percha. Este consiste en colgar las prendas en perchas y poner éstas al revés. Al usar esa prenda y coger la percha, la pones del derecho y, al final de la temporada, puedes ver qué prendas no has usado y, obviamente, retirarlas de manera definitiva.

Guardar la ropa

Conforme vas sacando la ropa de la temporada pasada, puedes ir separándola en función de si vas a quedártela o no. Una vez que decidas qué prendas guardas y cuáles vas a donar o regalar, conserva las que vayas a quedarte en bolsas especiales de almacenaje. Puedes emplear cajas de cartón o bien utilizar bolsas de plástico a las que se retira el aire con la aspiradora y, por tanto, ocupan menos espacio.

Lo ideal es que la ropa que guardes la hayas lavado, secado bien y planchado (todo aquello que sea necesario). Si es mucha, obviamente se prolongará un poco el cambio de armario. Si ya estaba limpia en el armario, no tendrías problema.

Pon en perchas y en los lugares más accesibles las prendas que sepas seguro que más vas a utilizar. Pueden ser las chaquetas, los vaqueros... lo que veas que más usas siempre. Intenta doblar en vertical para guardar las prendas y saber qué tienes de un vistazo. El almacenaje en horizontal genera más arruga en las prendas e imposibilita ver qué hay debajo de la ropa que está más arriba a no ser que se mueva, lo que al final crea caos y desorden. Sobre todo cuando vamos con prisas.

Orden ante todo

Una vez con el armario limpio y vacío, puedes empezar a colocar las prendas de esta temporada. Es una excelente ocasión para reordenar los espacios y organizar cajones, baldas y percheros en función de tus necesidades actuales.

Cambio de armario: cómo hacerlo.

Asimismo, tienes la oportunidad perfecta para probar a guardar la ropa doblada en vertical, tal y como predica el gurú del orden Marie Kondo. Camisetas, ropa interior, calcetines... comienza por esas prendas hasta que vayas puliendo tu técnica. Agrúpalas por colores o por tipo (de manga larga o corta, por ejemplo) y distribúyelas según tus necesidades.

Guarda los accesorios y complementos según su función para, así, que te sea más fácil encontrarlos y no reine el desorden. Puedes poner los cinturones en una caja, cesto o cajón (depende del espacio del que dispongas), los sombreros en una balda y las bufandas, guantes y gorros en un lugar también separado donde veas a la primera lo que buscas.

Qué hacer con los zapatos

Lo mejor es guardarlos todos juntos en bolsas especiales para el almacenaje de zapatos. Su cubierta es transparente para que puedas comprobar de un vistazo qué tienes en cada bolsa. Si no es posible, puedes conservarlos en cajas de zapato pero perfectamente identificados, para que no tengas que abrir y cerrar infinidad de cajas antes de encontrar lo que estabas buscando.

Intenta agruparlos por tipo de zapatos: las botas por un lado, todas juntas, las zapatillas por otras, también juntas, los botines y los zapatos de vestir en otro lugar... y así sucesivamente. Y, por supuesto, siempre todo identificado, para que sea fácil encontrarlos.