Los perros son animales domesticados que han acompañado al ser humano durante miles de años. Se cree que los perros surgieron a partir de los lobos hace unos 15.000 años, cuando los seres humanos comenzaron a domesticarlos.
De hecho, los primeros perros probablemente fueron criados para ayudar en la caza y la protección, pero con el tiempo se convirtieron en compañeros leales y amigos fieles del hombre. Es más, ¿quién no conoce la frase de que el perro es el mejor amigo del hombre?
Compartir la vida con estos animales ha convertido a los perros en un animal de compañía muy especial con una gran influencia en la vida humana. Son compañeros inseparables, inteligentes y leales que pronto devienen en un miembro más de la familia. De ahí que, cuando un perro muere, el dolor sea tan intenso y el hueco que deja sea tan grande.
Pero, pese a toda la evolución experimentada por los perros, los canes aún siguen mostrando muchos comportamientos asociados a su estado natural y salvaje, como cuando están a punto de morir. Es entonces cuando todos comparten una forma de actuar característica y otras señales varias que indican que el desenlace está próximo.
¿Cómo se comporta un perro cuando está a punto de morir?
Cuando un perro está a punto de morir exhibe unos comportamientos fáciles de identificar y que nos deben poner sobreaviso de que su fin se acerca y, por tanto, deberíamos estar con él para acompañarlo en esos momentos. Después de todo, somos todo su universo y él agradecerá esta cercanía.
- El perro se esconde: el animal se cobija en algún lugar en el que pueda estar tranquilo y sin molestias. Hay una hipótesis que asegura que esta actitud se debe a su instinto de manada, ya que el can sabe que va a fallecer y se aparta voluntariamente del grupo para que éste pueda continuar sin él.
- Deja de comer: los perros pierden el apetito en los momentos finales de su vida, como lo haría cualquier otro animal o un humano, así que es normal que pierda fuerzas y adelgace en apenas unos días.
- Está inactivo y tiene una temperatura corporal más baja de lo normal: es como si hubiese perdido la energía. Duerme más de lo normal y parece tener frío debido a que no regula bien la temperatura.
Si descubres alguno de estos tres comportamientos en tu perro, no lo dejes solo. Comprueba si le ocurre algo (también podría estar asustado o enfermo) y, si es mayor o padece alguna dolencia incurable, piensa que es un momento muy delicado para él y que lo que más desea es poder estar junto a ti, así que rodéalo de sus cosas más queridas y permanece a su lado.