La doctora Rebeca Bella, del equipo de NISA Capilar del Hospital 9 de Octubre, desmintió en una conferencia pronunciada en este hospital el pasado jueves, algunos de los mitos más generalizados acerca de la caída del cabello. En un tono científico a la par que divulgativo y ameno, la especialista en tricología —dermatología capilar—, empezó por enumerar las principales causas de alopecia: situaciones de estrés continuado; nervios y ansiedad; carencias de hierro, zinc y magnesio; alimentación baja en proteínas; dietas hipocalóricas; trastornos endocrinos; alteraciones hormonales (debidas a embarazos o la menopausia); y consumo de ciertos medicamentos. De todas ellas, comentó que, por ejemplo, se ha acreditado en los últimos tiempos una mayor proliferación de casos debido al estrés y a una mala alimentación, derivada del ritmo de vida descompensado que muchas personas llevan hoy en día por su trabajo. La dermatóloga procedió luego a desmontar una serie de mitos y a explicar algunas verdades a medias. Por ejemplo, reconoció que hasta un 70% de la población sufre alopecia en otoño, una estación en la que se acentúa la caída natural del cabello.

En cambio, es falso que si te cortas el pelo, luego va a crecer con más fuerza y vigor. «Cada persona genéticamente tiene el pelo con unas características: más agudo o más fino», dijo. De hecho, el cabello crece a una media de 1 centímetro por mes. Sin embargo, rasurarse no afecta a la raíz del bulbo piloso, por tanto, aunque lo cortemos más o menos largo: «El cabello volverá a crecer igual que antes».

Lo mismo ocurre con las canas. «Cada cana que nos quitemos o que se nos caiga, será reemplazada con una nueva cana». Por tanto, si te quitas una cana, no van a salir más. Y tampoco se va a sustituir el pelo blanco por uno con pigmento.

El estrés, como hemos dicho, la alimentación y el tabaco, influyen negativamente en la calidad del cabello por tanto favorecen que se acabe cayendo. La explicación científica, según la doctora Rebeca Bella, es la siguiente: «En períodos de estrés, el pelo en fase de crecimiento entra de forma prematura en la última fase del ciclo del cabello produciendo una caída exagerada y una disminución en el grosor de la fibra capilar». Además, «el estrés y el tabaco pueden producir vasoconstricción de los vasos sanguíneos existentes en el bulbo capilar disminuyendo el aporte de nutrientes del cabello».

Los cuidados de la melena

En general, la recomendación generalizada es que hay que cuidarse la melena de manera natural y llevar una vida normal. Esto quiere decir que podemos lavarnos el pelo todos los días, «porque es falso que si te lo lavas mucho, se vaya a caer». Lo adecuado es que cada persona se lo lave cuantas veces crea oportuno, en función de si lo tiene más graso, de su trabajo o de si practica deporte a diario. Ahora bien, «es normal que cada día se nos caigan de 50 a 100 cabellos», sin que eso signifique que vamos a quedarnos calvos. El consejo de esta especialista es que se debe lavar el cuero cabelludo «tan a menudo como sea necesario con productos adecuados, no agresivos, hipoalérgicos y con pocas sustancias químicas agresivas».

Otra mentira, porque no está demostrada científicamente, es que enjuagarse con agua fría ayuda a tener un cabello más brillante. Rebeca Bella afirma aquí: «El pelo brilla porque refleja la luz que incide sobre él: cuanta más luz refleje más brillará». Cómo hacer que brille más: con colores más claros y con peinados más lisos.

Una mala noticia para la industria farmacéutica. «No existen los milagrosos crecepelos». Por tanto, comenta la doctora: «Los champús actúan en la calidad cosmética del pelo, pero nada más». Los principios activos que contienen no penetran en la piel, «por lo que no tiene ningún efecto terapéutico, y por tanto no evitan la caída del cabello».

El champú de caballo

La gran mentira del champú de caballo. Hubo un tiempo en que se agotó en los lineales de los supermercados, en las farmacias y en los tiendas de productos naturales. La médica de NISA Capilar subraya: «Los champús para animales están especialmente formulados para ellos y no deberían utilizarse en seres humanos, ya que podrían contener insecticidas y otros componentes para el mantenimiento y tratamiento de parásitos que pueden ser perjudiciales para el hombre».

Por ende, la biotina que contienen, la sustancia que es la base del pelo que presumiblemente queremos incoporar a nuestro organismo, «no logra traspasar la piel».

Por último, «los tintes, lacas y gominas son perjudiciales y favorecen a medio plazo la alopecia». Esta afirmación también es rotundamente falsa. «El uso de sustancias agresivas con el tallo del pelo puede hacer que este tenga peor aspecto —como quemado—, pero de ninguna manera produce calvicie porque no afectan a la raíz del pelo», remarca la dermatóloga.