El seísmo está haciendo temblar, también, el principal motor económico de Marrakech, una ciudad que ve cómo miles de turistas salen ante la notable incertidumbre. Comercios cerrados, tiendas sin clientes y una ciudad que pierde su bullicio habitual. Recorriendo las calles más emblemáticas de la medina encontramos muy pocos turistas. Hay varios motivos: edificios muy antiguos, calles estrechas y sobre todo más peligro de derrumbe. Para aquel que ya la había visitado ahora es todo muy distinto. Sus comerciantes han comenzado a limpiar de forma exprés la ciudad para retomar la normalidad lo antes posible.