En el auto que cierra la instrucción del caso Nóos, el más célebre de los personajes que aparecen tiene un nombre: Cristina Federica de Borbón y Grecia. De hija del Rey a hermana del Rey. Del palacete de Pedralbes a la casa refugio de Suiza. Todo ha cambiado, pero todo queda igual. La infanta sigue bajo el dedo acusador del juez Castro que, cerrada su investigación, insiste en acusarle de blanqueo y dos delitos fiscales. En su empeño de que se siente en el banquillo. "Hay sobrados indicios de que doña Cristina de Borbón ha intervenido, de una parte, lucrándose en su propio beneficio y, de otra, facilitando los medios para que lo hiciera su marido".