La nieve ya no es lo único que obstruye el paso por los barrios de Madrid. Filomena ha provocado un efecto poda y las calles también se cubren de ramas. Son un obstáculo más para retirar y un peligro porque con cada rama cae una gran cantidad de nieve acumulada. Hoy, además, ya no solo hay que mirar dónde se pone el pie. También hay que comenzar a levantar la cabeza para mirar la nieve que se amontona sobre los tejados. Una amenaza de altura que ya se intenta prevenir acordonando aceras para impedir que la gente pase bajo estas cornisas. Hay más de seis mil operarios intentando despejar las calles de la capital pero, algunas son tan estrechas, que es difícil que las máquinas quitanieves accedan a ellas. Aunque la afluencia de gente, en ocasiones, tampoco lo pone fácil. Pasarán días hasta poder ver, de nuevo, el asfalto y el ayuntamiento no descarta declarar Madrid zona catastrófica.