Una vez más, el enólogo Pablo Calatayud, responsable de Celler del Roure en la población valenciana de Moixent, vuelve a demostrar con un nuevo vino que el conocimiento y el respeto por el viñedo y su entorno pueden dar resultados sorprendentes. En los inicios de su aventura enológica a finales de los 90 Calatayud fue seducido por las varietales internacionales que en aquella época estaban más en boga, pero tuvo el acierto de no dejar de trabajar las autóctonas y de fijarse también en la Mandó, una varietal tinta que en un momento dado se plantó en la zona pero que en nuestros días había quedado en franco retroceso por dar vinos con poca intensidad de color y de grado moderado. Es una casta muy productiva, por lo que hay que dominar su vigor con prácticas de viticultura, nos comenta. Con lo que ha injertado y plantado nuevo están casi en las 30 hectáreas de Mandó, una gran apuesta dentro del total de 70 hectáreas de viñedo en propiedad.

Este nuevo Les Prunes es el primer vino de un nuevo proyecto, Les Filles d´Amàlia, de momento dentro de Celler del Roure, al que en un par de meses se unirá un espumoso también de Mandó elaborado por el método ancestral de una única fermentación que llamarán Les Dances. Esta nueva colección de vinos está dedicada a Amàlia, la madre de Pablo, y a sus hermanas, también involucradas en el proyecto familiar y de cuyos viñedos de El Bosquet y Casa Pitxó procede parte de la cosecha.

De igual manera que su vino hermano, el tinto Safrà, Les Prunes está hecho a partir de uvas vendimiadas un poco antes de su punto óptimo de maduración ya que, de esta varietal, según Calatayud, "se pueden obtener dos vinos totalmente diferentes, cortada la uva a 12 y a 14 grados Beaumé, y los dos están bien". El vino está tratado como si se tratase de un blanco, por eso en la etiqueta se resalta ´Blanc de Mandó´, es mosto flor sin prensado, que ellos llaman ´mosto verge´, pero el leve contacto con los hollejos le da el color, aromas y tacto de todo un rosado ¡y no es un rosado cualquiera! Fermenta con levaduras ambientales y acaba este proceso en tres de las tinajas de la ´bodega fonda´, donde permanece con sus lías finas seis meses.

Les Prunes de 2017 es de color asalmonado pálido con destellos cobrizos. Su aroma es delicado y frutal, recuerda las ciruelas rojas, a los albaricoques crujientes que tomamos del árbol cuando apenas acaban de tomar color, cuyo incipiente dulzor contrasta con la frescura de la juventud y lo hace más apetecible, adornado por recuerdos florales y de plantas aromáticas. En el paladar la inicial amabilidad sedosa deja paso a la frescura, los cítricos y frutillos ácidos, a la evocación de pámpano de vid, con sensación salina y largo final de boca. La frescura del paisaje mediterráneo en primavera contenida en un vino.