Desde que el ser humano descubriera la fermentación de las uvas los vinos se han aromatizado con plantas y especias, como se ha venido haciendo de forma tradicional a lo largo de la ribera del Mediterráneo.

La mayoría de los vermuts rojos actuales están hechos a partir de vino blanco o de mosto, al que se añade alcohol vínico en el que se han macerado diversas especies botánicas. También incorpora un acidulante y azúcares para equilibrar su sabor con los amargos, además de caramelo, que es el responsable del color oscuro con reflejos granates de estos vinos especiales.

Manuel Lozano, enólogo de Lustau, seleccionó los vinos más adecuados para recuperar la tradición casi desaparecida de un estilo de vermut típico de Jerez. El que fuera siete veces consecutivas considerado mejor enólogo de Vinos Generosos del mundo falleció en 2016, dejando soleras para mantener la calidad de Lustau durante más de diez años.

Este vermut es el resultado de un ensamblaje de dos vinos con más de 10 años de crianza en el tradicional sistema de solera y criaderas: un Amontillado seco y un Pedro Ximénez dulce y aterciopelado. El ajenjo, la genciana y la corteza de naranja destacan entre las más de diez cortezas y plantas aromáticas seleccionados para su elaboración, todas ellas maceradas por separado, para conseguir la mejor extracción de sus sabores y aromas.

El resultado es un Vermut de Jerez de color caoba con tonos rojizos. Aroma intenso, con recuerdos a piel de naranja, plantas aromáticas, especias, confituras y tostados. Un vermut diferente, en la boca es sedoso, equilibrado, llena el paladar, con un final largo y amargo, con notas almendradas y de frutos secos. Para tomar en copa de Jerez y eternizar momentos de distensión.