El pasado 20 de mayo, la señora Cánovas Sánchez se permitió el lujo de emitir, en una carta al director, un alegato en defensa de la concentración o reunión nazi que el sábado y el domingo tuvo lugar en Valencia. Decía dicha señora que no había nada de eso. Que simplemente iba a ser una reunión de «intelectuales» que tienen el mismo derecho a expresar sus ideas que una señorita en aparecer en paños menores en una capilla religiosa en un lugar público de un país aconfesional (esto último no lo dice ella, lo digo yo).

Pues bien, todos sabemos lo que ha sido el nazismo y el fascismo para el planeta con sus millones de muertos ejecutados sin permitirles su libertad de expresión. El nazismo es una maldita ideología que sembró el pánico y el horror en nuestro continente y, de paso, en nuestro país. No sé si era cumbre o no, pero eso no es libertad de expresión, eso es permitir que se vuelva a recordar el horror de una banda de asesinos que solo trajeron muerte y horror a Europa.

Lo que no puedo entender es que se permitan esos actos y que la Delegación del Gobierno lo consienta, cuando desde todos los estamentos políticos de la ciudad (Consell, Ayuntamiento y vecinos) se ha indicó que esos actos de exaltación fascista son impropios de una sociedad democrática. En casi ningún país de Europa se habría permitido un acto así. Pero claro, España es diferente. Y sobre todo, Valencia. Miguel Ángel Lorenzo. Foios.