Señor García Campos, no puedo entender su crónica y su postura partidista y contra natura que expone en el diario Levante-EMV, del que soy asiduo y diario comprador, sobre la corrida de toros del día de san José en la plaza de toros de Valencia, en la que dice cosas como «euforia desatada de un público sin criterio». Para empezar, un poco de respeto para el público asistente que ha pagado religiosamente su entrada cosa que a lo peor usted no hizo. Soy abogado, aficionado a los toros desde hace más de 50 años y presidente de plaza de toros y en representación de un gran colectivo de aficionados le digo que con toda seguridad tienen mucho más criterio taurino que usted y más acertado sin duda, pues nosotros sí pedimos el indulto del toro Pasmoso, que le correspondió a Lopez Simón.

Más allá de cómo estuvo el torero, que puede gustar más o menos, de lo que no cabe duda es de la bondad y hechuras del astado. Fue al caballo con prontitud, recibió dos buenas varas, tres pares de banderillas y aguantó siete tandas de derechazos y naturales del matador entre otros muchos pases que al parecer usted no vió. Habla en gran titular de un «Indulto bochornoso». ¿Quién es usted para considerar ese indulto así? Bochorno es calor y aburrimiento y eso fue precisamente lo que no pasó, pues fue todo lo contrario, la plaza se volvió loca unánimamente pidiendo el indulto. El torero también lo pedía tácitamente sin parar de darle pases. En fin, el bochorno y esas malas formas por su parte es lo que me ha entrado a mi cuando he leído su crónica.

Flaco servicio le hace, con estos titulares, no sólo al periódico Levante-EMV, sino también a la fiesta de los toros. He tenido la ocasión de ver la crónica de José Luis Benlloch en Las Provincias y le ruego que la lea detenidamente y aprenda un poco de su compañero periodista, quien avala de manera satisfactoria en toda su integridad el indulto de ese sexto toro de la tarde. Recordarle que el presidente, antes de sacar el pañuelo de color naranja (indulto), llamó al ganadero (Mayoral) por el teléfono interior para que le autorizase, como manda el reglamento; luego en todo no se equivocó el presidente, por lo menos en lo del indulto no. Y acabo como dice en su crónica: «Estaremos abocando a este bello arte a languidecer lentamente hasta su extinción». Pues eso, aplíquese su propia medicina señor García Campos. Gregorio Pérez Sequí. València.