Ramón Pardo/S. Barberá, Castelló

Unas deficiencias observadas en la estructura del primer piso del colegio público de Vilanova d'Alcolea -localidad que acoge el aeropuerto- han llevado a la Conselleria de Educación a ordenar el desalojo de esa planta y agrupar a los alumnos en las aulas del piso inferior, a la espera de colocar otras prefabricadas en el patio del centro. La situación se produce cinco años después de que el ex conseller de Educación, Esteban González Pons, prometiese la construcción de un nuevo centro. Algo que coincidió en plena campaña electoral y que también llevó a la población al presidente, Francisco Camps.

El informe del arquitecto de Educación coincide con el del arquitecto municipal y aconseja tomar medidas preventivas. De hecho, los 43 estudiantes comparten ya las aulas de la planta baja y, como se apunta desde el colectivo de padres, están separados por cartones.

El alcalde independiente Pedro Bort dijo ayer que se reunirá con la asociación de padres antes de tomar alguna medida. Y apuntó que tuvo un encuentro con responsables de Educación, tras "tener conocimiento de un informe del arquitecto de la conselleria en el que se apuntaba que las dos aulas del primer piso del colegio no son aptas y tenían que desalojarse por precaución".

Mientras tanto, la solución que le ha propuesto Educación es la colocación de dos aulas prefabricadas en el patio del colegio, en Semana Santa. Desde la Conselleria de Educación se informó ayer que el centro "no está en ruina", aunque la planta superior "no es apta para un uso intensivo". La planta se construyó para alojar a los maestros, pero se había habilitado para impartir las materias optativas.

Las mismas fuentes derivaron al ayuntamiento la responsabilidad del retraso en la construcción del nuevo centro, que está incluido en el Programa Crea Escola 2003-08, pero al no haber cedido terrenos para construirlo se ha retrasado.

El nuevo colegio fue una promesa de González Pons en 2004 cuando visitó el municipio en campaña electoral. Y es que en Vilanova, por unas irregularidades habidas en 2003, que permitieron votar a dos rumanos, se tuvieron que repetir los comicios. Por ello, además de Pons visitaron el pueblo, en vísperas electorales consellers, como Gema Amor o el presidente Camps. En juego estaba el control del municipio que acoge, junto a la vecina localidad de Benlloch, el aeropuerto.