Para cualquier castellonense las dos chimeneas del Serrallo siempre han estado ahí. Firmes, poderosas, eternas. Como dos ciclópeas columnas griegas. Ahora, el Colegio de Ingenieros Industriales de Castelló alerta de que corren serio peligro. Por eso ha enviado una carta a la Dirección General de Patrimonio Cultural en la que reclama la paralización inmediata de unas obras de demolición que parecen inminentes.

La misiva es consecuencia del acuerdo adoptado por la Junta de Gobierno de esta institución celebrada el pasado mes de julio. En aquella reunión, los ingenieros acordaron solicitar la declaración de Bien de Interés Cultural para las dos chimeneas de Iberdrola. Javier Zunzarren, presidente del Colegio de Ingenieros de Castelló, aseguró ayer que "la demolición puede ser inminente y sería una pérdida irreversible para Castelló".

La carta que el colegio ha enviado a la Conselleria de Cultura asegura que "hemos podido comprobar la presencia de maquinaria de derribo, por lo que rogamos que en cumplimiento de la ley se tomen las medidas oportunas para impedir su demolición, ya que constituyen un elemento fundamental del Patrimonio Industrial Cultural de nuestra comunidad".

Zunzarren recordó que "ahora que el gobierno está protegiendo el patrimonio industrial, que es la arquitectura del siglo XX, sería un buen momento para declarar la protección de las dos chimeneas".

Paisaje característico

La antigua central térmica está formada por un conjunto de dos chimeneas que por sus características formales y dimensiones han contribuido a crear un paisaje típico de la ciudad que se percibe sobre todo desde el mar y la bahía. Las chimeneas se componen de basa y fuste y alcanzan los 150 metros de altura, que además se dotan de un estrechamiento en la boca para favorecer la sobreelevación del penacho.

Con forma cónica, presentan un diámetro aproximado de 10 metros en la coronación. Los primeros metros están hechos de hormigón armado y allí es donde se hallan dos puertas para la limpieza de cenizas. Además, las dos chimeneas están culminadas por las inconfundibles franjas rojas y blancas.

Zunzarren asegura que "no podemos derribar las chimeneas porque haya otros sistemas más modernos, como no podemos derribar el Acueducto de Segovia porque se haya modernizado la canalización de agua".

El presidente del Colegio de Ingenieros Industriales de Castelló considera que en la actualidad son muchos los casos de chimeneas y torres parecidas que son objeto de protección por parte de las autoridades. "Son un símbolo cultural de la Historia de Castelló. La industria no ha sido una carga, como ahora se piensa, ha sido el motor de nuestro alto nivel de vida", añade.

Para Zunzarren, existe un riesgo real de que el Consell ordene la demolición de las dos estructuras en un plazo breve de tiempo, ya que "se puede ver una gran grúa junto a ellas". "En España tenemos que acostumbrarnos a proteger este tipo de patrimonio del siglo XX", reincide.

Un emblema del Grau y del desarrollismo

Las chimeneas de la antigua central térmica son el recuerdo de la vieja estación de fuel-oil de la Comunitat Valenciana. Esta central, de una tecnología obsoleta, ha sido sustituida por las nuevas centrales de ciclo combinado, que representan fuentes de energía más sostenibles y respetuosas con el medio ambiente.

La silueta de las dos chimeneas junto al mar se ha convertido en uno de los símbolos del Grau y constituyen un emblema del paisaje de la planta.

Las dos torres constituyen un referente en el paisaje tradicional de la Plana y de su desarrollo industrial. j. a. castelló