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En el último año, la provincia de Castelló ha sido el escenario de varios conflictos lingüísticos entre quienes defienden el valenciano, o catalán, frente a aquellos que piden se dirijan a ellos en castellano, bien porque no entienden otra lengua o porque la consideran superior al resto.

Uno de estos casos lo protagonizó un vecino de Almenara que acabó en los juzgados después de que un guardia civil le pidiera que le hablara en castellano cuando le hizo el alto en un control rutinario en las navidades del año pasado. El almenarense siguió dirigiéndose a los agentes en valenciano por lo que, según el afectado, le interpusieron varias denuncias como represalia. El juez condenó al vecino a pagar 225 euros por una falta contra el orden público por "faltarle el respeto a los agentes".

Otro caso fue el de una paciente de un hospital de Castelló que se dirigió al médico en valenciano y que el doctor, valenciano parlante, le pidió que se expresara en castellano porque no le estaba entendiendo bien. Según declaró la mujer, el facultativo le recriminó que era una "maleducada" porque "esto era España" y que, aunque él hablaba y entendía perfectamente el valenciano, "se había dirigido a mí en castellano y que debía contestar en castellano". Los hechos fueron negados por el médico aunque, según la víctima, el caso llegó al Síndic de Greuges, desde donde todavía no ha habido una respuesta.

El último de los conflictos tuvo lugar durante el festival del Arenal Sound de Burriana donde se produjeron dos denuncias ante la organización por la actuación de varios guardas de seguridad privada del recinto por hablar en valenciano y negarse a pedir disculpas por ello. Uno de esos casos llegó a hablar de agresiones físicas.