Un estudio de la Universitat de Barcelona también había advertido en el año 2006 que la ubicación del proyecto Castor se sitúa en una zona con un potencial de producir «grandes terremotos de entre 6,5 y 7,1 grados» en la escala de Ricthter. Asimismo, el informe concluyó (tres años antes de que se aprobara la autorización ambiental) que este riesgo sísmico se confirma por la presencia en el entorno de un desprendimiento submarino masivo atribuido a un gran terremoto hace 11.000 años (un tiempo relativamente breve en términos de periodos geológicos).

Dicho documento, titulado «Falles actives i perillositat sísmica al marge nord-occidental del solc de València», fue elaborado por el «Grup de Riscos Naturals» del Departamento de Geodinámica y Geofísica de la Universitat de Barcelona (Risknat).

Las conclusiones de esta investigación de la Universitat de Barcelona también subrayan la dificultad de evaluar el alcance y riesgo de las fallas submarinas, dado que las batimetrías podrían no detectar la totalidad de elementos existentes bajo el subsuelo que llevan aparejado un riesgo de terremoto.

El estudio se hizo público antes de que el Ministerio de Medio Ambiente aprobara la Declaración de Impacto Ambiental favorable al proyecto Castor (octubre de 2009) y después de que el ministerio fuera advertido del riesgo sísmico por otro informe previo del Observatori de l'Ebre, la Universitat Ramón Llull y el Centro Superior de Investigaciones Científicas (CSIC).

Pese a ello, la Declaración de Impacto Ambiental silenció el informe del Observatori y el ministerio tampoco exigió que se consultaran otros informes sobre el riesgo de seísmos, tales como el de la Universitat de Barcelona. Ocho años después, las advertencias se han confirmado con una serie de cerca de 500 terremotos (con magnitudes de hasta 4,2 grados) que han hecho temblar la zona del almacén de gas subterráneo Castor y han sido percibidos en 57 municipios de las provincias de Tarragona, Castelló y Valencia.

Medio Ambiente no exigió ninguna medida correctora ante el riesgo de seísmos a pesar de que las advertencias de los dos estudios mencionados no hacían más que corroborar los datos que obran en poder del Instituto Geológico y Minero de España.

De hecho, la base de datos del Instituto Geológico revela que el proyecto Castor se ha ubicado y ha inyectado gas justo sobre el entorno de una falla activa documentada y con un riesgo potencial de generar seísmos de hasta 7,1 grados en la escala de Richter. Según las fichas del instituto, la fisura del terreno, conocida como Falla de Amposta, tiene al menos 53 kilómetros de longitud y 15 de anchura.