Un grupo de geólogos reclamó ayer en la Universidad de Barcelona sismógrafos submarinos para estudiar la zona donde se encuentra el almacén de gas submarino Castor, situado frente a las costas de Vinaròs (Castelló), así como la información disponible, que aseguran les niegan, para poder estudiar lo que sucede.

Los múltiples movimientos sísmicos detectados en esta zona provocaron recientemente que se detuviera la actividad para almacenar gas en este antiguo yacimiento de petróleo, un episodio que se analizó ayer desde un punto de vista geológico en una mesa redonda convocada por la Facultad de Geología de la Universidad de Barcelona, que reunió a numerosos actores sociales y prestigiosos geólogos.

La actividad del proyecto Castor, ubicado a unos veinte kilómetros de la costa, está paralizada desde el pasado 26 de septiembre por orden del Ministerio de Industria, hasta que se corrobore si la inyección de gas en este almacén está relaciona con los cerca de 500 seísmos registrados en el sur de Cataluña y el norte de la Comunitat Valenciana (con magnitudes de hasta 4,2 grados en la escala de Richter).

A este respecto, ayer salió a la luz que un comité de expertos prepara un informe sobre el almacén de gas y los riesgos sísmicos en la costa mediterránea.

El catedrático emérito de Geodinámica Pere Santanach, que ha moderado el acto, hizo hincapié en que "hay que esperar los datos para poder opinar; esperemos que algún día salgan y la gente obre en consecuencia y no se hagan chapuzas".

En la mesa redonda intervinieron, además de Pere Santanach, los profesores de la Universidad de Barcelona Mariano Marzo (departamento de Estratigrafía, Paleontología y Geociencias Marinas) y Eulalia Masana (departamento de Geodinámica y Geofísica).

Los intervinientes en el debate reconocieron que, desde las instituciones para las que trabajan, les han pedido confidencialidad y que no faciliten la información de que disponen a los medios de comunicación.

En el encuentro se puso de manifiesto que entre los geólogos este fenómeno crea incertidumbre y que los expertos consideran que la zona no es geológicamente lo bastante conocida y con la información de que disponen no lo entienden.

También coincidieron en que la actividad sísmica ha sido inducida por la humana, en concreto por la del deposito de gas, y que continuará tanto si cierra como si vuelve a funcionar Castor, aunque sobre esta cuestión hay discrepancias.

Por eso, los geólogos reclaman que se investigue para conocer mejor el sistema de fallas de la zona y estar preparados para hacer frente a los seísmos.

Mariano Marzo, que expuso los datos básicos del entorno geológico del depósito, la mayoría de hace más de 20 años, reconoció que éstos "son antediluvianos" y lamentó "no disponer de los posteriores al desarrollo del proyecto Castor porque los organismos no están hablando y falta algo de transparencia".

Para Marzo, la continuidad o no del proyecto Castor "está tocada" porque la indignación que ha generado en el territorio hace difícil que los políticos "se mojen", ni siquiera si al final resulta que el proyecto es técnicamente impecable, como se aseguraba hasta hace poco. Aún así, señaló que ha quedado demostrado que, aunque se han realizado 42 tramites para poner en marcha el deposito, "faltaba algo" y que algunos proyectos "se dan por buenos porque la decisión ya está tomada".