Allá por el mes de septiembre, cuando el Castellón afrontaba la primera eliminatoria autonómica de la Copa RFEF, pocos apostaban por que siete meses después los albinegros fuese a disputar la final. Pero, envueltos en la eterna cuestión de si ha sido una distracción para el objetivo real del ascenso o un torneo beneficioso para la moral de la plantilla y las arcas del club, los albinegros se han plantado en la última ronda de este campeonato nacional cuya ida mañana afrontan en Castalia frente al Real Unión de Irún, de Segunda División B. Ante esta cita, directiva, cuerpo técnico y plantilla se han conjurado para tratar de imponerse a un equipo de superior categoría y conducir el trofeo hasta las vitrinas de la entidad orellut.
El presidente, David Cruz, el entrenador, Ramón Calderé y el capitán, Guille Vázquez escenificaron ayer esta comunión para pelear por el título y animar a la afición a que llene Castalia. Quien más incidió en este llamamiento a la grada fue Cruz. El mandatario reconoció que esta competición «ha sido un sacrificio para todos, pero ha servido para volver a darle relevancia al Castellón a nivel nacional». Además, quiso restar presión a sus jugadores al asegurar que «no hay ninguna pretensión más allá de disputarla y disfrutarla». «Se trata de una fiesta para nosotros contra un equipo de superior categoría. Hay que jugarla y dar lo máximo», comentó Cruz.
Además, el directivo albinegro reconoció que los 90.000 euros de premio económico, si el Castellón se impone en la final, «son un pellizco importante para nosotros». «La afición es consciente del tremendo esfuerzo económico que hemos hecho en esta competición. La federación sólo nos ha pagado el kilometraje. Por eso nos compensan el gasto los 30.000 euros que ya hemos ganado al acceder a la final», señaló Cruz.
«Vamos a competir»
Aunque Cruz fue más comedido en su mensaje, quine no quiso rebajar su exigencia, como es habitual, fue el preparador orellut, Ramón Calderé. «Yo voy a competir esta final. El equipo la ha competido desde que estoy aquí y, a nivel personal, siempre he competido, porque desde los 13 años, me educaron para competir siempre en lo futbolístico», recalcó el técnico del Castellón.
Calderé quiso destacar su «satisfacción» por poder disputar esta eliminatoria y recalcó que «vamos a pelearla y a intentar ganarla». Pero también comentó que es consciente del nivel del Real Unión de Irún. «Se trata de una gran rival, con hombres que han jugado en Primera y Segunda División», señaló. Aparte, aseguró que está «contento y agradecido» a la directiva por la plantilla con la que cuenta ya que, a pesar de las bajas seguras por sanción de Juanra, Negredo y Víctor Pino y la de Carillo por lesión, «podré dar oportunidad a otros jugadores».
Su única queja es el hecho de disputar la ida en Castalia. «Todas las eliminatorias desde que estoy aquí, menos la del Puertollano, hemos jugado la vuelta siempre fuera e incluso contra equipos de superior categoría», recalcó el míster tarraconense.
Finalmente, Guille Vázquez expresó el sentir del vestuario ante esta cita. «La verdad es que hay ganas de acabar con este torneo porque nuestro objetivo prioritario es la Liga. Pero ahora toca pensar en la Copa y hay que disputarla». Además, concluyó el benicarlando que «tenemos ganas de agradar y de darlo todo en esta final pese a que el rival sea de superior categoría».
