Ramón María Calderé estaba todavía saboreando el triunfo sobre La Nucía cuando pidió apoyo público a su afición para el siguiente partido de Liga. «Podemos sufrir», admitió, y no fue gratuito el aviso del entrenador albinegro en el inicio de una semana de enorme exigencia para la plantilla. El jueves juega a domicilio la vuelta de la final de la Copa Federación, donde buscará remontar el 0-1 que consiguió el Real Unión Club de Irún en el partido de ida y, sin apenas descanso, deberá afrontar el duelo del domingo en Castalia. Enfrente aguarda un rival de lo más correoso, el Alzira.
En los últimos años en Tercera, el Castellón ha encontrado en el Alzira a uno de sus rivales más complicados. Suelen ser duelos cerrados, de gran desgaste físico y no exentos de polémica. Al encuentro se añade esta ocasión cierto morbo en los banquillos. El entrenador del Alzira, Dani Ponz, fue una de las opciones que barajó el club albinegro a la hora de relevar a Joan Esteva esta misma temporada. Finalmente, las ataduras profesionales de Ponz evitaron su llegada a Castalia y allanaron el camino a la contratación de Calderé, que ha situado al equipo, que vagaba por la zona baja de la clasificación, entre la nobleza de la Liga.
Persecución
A falta de seis partidos para la conclusión, el Castellón es segundo en la tabla, a un punto del líder Atlético Levante. La semana que ahora transcurre se antoja vital. El Atlético Levante recibirá en su feudo al Muro, quinto clasificado. El Castellón hará lo propio con un Alzira que pelea por evitar el descenso pero ha reaccionado tras la llegada de Ponz. Sin ir más lejos, venció recientemente al líder.
La dificultad de la semana para los albinegros y el llamamiento de Calderé se entienden mejor repasando los precedentes. Después de cada viaje largo en la Copa Federación, el Castellón ha sufrido en el partido de Liga del fin de semana. Desde que comenzó la fase nacional, solo ha ganado una vez en dicha circunstancia. Fue después del viaje a Puertollano, en diciembre, cuando ganó 1-0 al Atlético Saguntino. A partir de ahí, cada salida ha conllevado un tropiezo. En enero, tras la visita a Pamplona en octavos de final, empató en Castalia frente al Atlético Levante. En febrero, tras el desplazamiento a Gerena en cuartos, empató en casa con el Benigànim. Y en marzo, tras el viaje a Tanos para medirse al Tropezón, empató en Paterna. Ya en abril, se reduce el margen para el error.
