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El dueño de un pub de Castelló inicia una huelga de hambre por una multa de 33.000 euros

Inició la protesta el lunes al considerar que se vulneran sus derechos

El propietario del bar, en una imagen del miércoles, en huelga de hambre en la plaza Mayor. ángel sánchez

Emilio Falomir, de 59 años de edad, regenta un pub en la calle Benicarló de Castelló desde hace tres. El lunes inició una huelga de hambre en la misma plaza Mayor de Castelló para protestar contra los problemas de su establecimiento. Sobre sus espaldas pesa una orden de clausura de dos meses y una multa de 33.000 euros por parte de la Conselleria de Gobernación. Considera que se le han vulnerado sus «derechos» y ha querido protestar con esta medida extrema.

Falomir, natural de Castelló, lleva su particular protesta cada mañana y tarde ante el mismo ayuntamiento.. Al lado de la fuente deja pasar el tiempo acompañado de una silla de plástico y una bandera con el emblema pirata. Allí reparte documentos con el escrito de la conselleria y un recurso judicial. Su acción ha coincidido con la ola de calor y temperaturas de más de 30 grados. En algún momento de ayer se resguardó bajó los soportales del Mercat Central para aguantar la falta de hidratos.

Prevé finalizar la huelga tras las elecciones. Quiere aprovechar el impacto de la campaña para que atiendan su reclamación. Asegura que sus local lo tiene en regla y que sus dificultades comenzaron a causa de molestias vecinales que, en su opinión, no eran de su responsabilidad. Explica que el ruido procedía de la gente del local que salía fuera del establecimiento a fumar. «Tenían carteles en los que decía a los clientes que respetaran el descanso de los vecinos y que no sacaran copas al exterior, pero yo no puedo hacer de policía», subraya Falomir. «La gente salía fuera y la policía me culpa mía», afirma. También, añade, algún vecino tiró huevos a la clientela del exterior. La Policía local acudió en varias ocasiones al local, a instancias del vecindario, y un día se lo llevaron detenido. Explica que increpó a un vecino por arrojar huevos a la calle. Estos hechos sucedieron en junio de 2014. A partir de ahí se cogió varios meses de baja y comenzó un tratamiento sicológico.

Afirma que en dos meses echará el cierre del pub, pero quiere luchar para recuperar, sostiene, «en defensa de mis derechos». Asevera que las sanciones y la orden de clausura es por una supuesta falta de licencia que asegura que disponen por silencio administrativo del ayuntamiento. No se rinde, espera mantener en breve una reunión con el ayuntamiento.

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