Siempre es difícil mantener una amistad, pero si es alrededor de una buena mesa, seguro que aporta un aliciente para aderezarla. La sociedad gastronómica Olla de la Plana empezó a cocinarse en 1993 al amparo de la asociación cultural Colla Bacalao hasta tomar independencia dos años después. Integrada en la actualidad por 52 socios, celebran dos décadas de platos compartidos aunque, como señala su presidente, Manuel Ramos, «nos guardamos para celebrar como toca el 25 aniversario».
Su lugar de encuentro se ubica en la calle Obispo Salinas desde hace 10 años, donde quedan para comer todos los miércoles. Se trata de un amplio local de 200 metros cuadrados con una cocina que, según asevera Ramos, «es la envidia de cualquier chef»
La filosofía de la entidad es muy clara: hacer grupos de cocina entre todos los socios para que cada mes le toque a uno. El presidente de la sociedad reconoce que «existe, como es normal, el habitual pique para ver quién es el más virtuoso sobre los fogones, pero siempre desde la competencia sana y el buen humor». Eso sí, asegura entre risas que «hay algunos que vienen más a comer que a cocinar, pero bueno, todos colaboramos porque el que no cocina pone la mesa».
Pero, sin duda, uno de los momentos más esperados es el de la cena especial que se realiza un jueves al mes, a la que se invita a un reconocido cocinero en un intento, sobre todo, de difundir la riqueza gastronómica de la provincia de Castelló. El último, el pasado 11 de junio, fue el turno del chef de Benicarló Raúl Resino, que deleitó a los socios con una cena «espectacular». En la lista de cocineros figuran nombres como Manuel de la Osa, de las Pedroñeras; el estrella Michelín Migue Barrera, de Cal Paradís, o el restaurante Daluán de Morella. Uno de los sueños de La Olla de la Plana es conseguir que venga uno de los mitos españoles de la cocina, Martín Berasategui. De hecho, la sociedad está hermanada con la histórica Unión Artesana de Donosti, creada en 1870, de la que es socio Berasategui. Este colectivo fue invitado a las pasadas fiestas de la Magdalena de Castelló, pero por cuestiones de agenda no pudieron contar con el afamado chef donostiarra.
La Olla de la Plana, que de momento no admite más socios, mantiene la esencia de sus primeros años de funcionamiento, ha sido capaz de retener a la mitad de los socios iniciales y sigue trabajando en nuevos proyectos que pe permitan seguir difundiendo la gastronomía autóctona e internacional.
