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«Nos hemos ganado el respeto de los bancos»

El móvil de María Jesús Garrido no deja de sonar. Es quizá uno de los indicativos de que la crisis no ha terminado aún. Esta pensionista sexagenaria lleva las riendas de una de las asociaciones más relevantes de los últimos años en Castelló, la Plataforma de Afectados por la Hipoteca (PAH). No está sola, la acompañan otros cuarenta voluntarios que trabajan con un objetivo muy claro: que nadie pierda su vivienda.

Garrido hace un hueco para la entrevista con este diario, entre llamada y llamada, justo después de atender a una mujer con problemas hipotecarios y antes de escuchar al siguiente afectado, que espera paciente en la pequeña sede de la asociación en la calle Cerdán de Tallada. «Seguimos recibiendo muchísimas peticiones de ayuda», aclara la portavoz y fundadora de la plataforma que lleva en marcha desde febrero de 2011. «Antes, cuando había siete desahucios diarios en Castelló, atendíamos a personas sin ingresos que necesitaban una dación en pago y un alquiler social; ahora, trabajamos sobre todo para reestructurar deudas hipotecarias o acomodar intereses, de manera que la gente pueda hacer frente al pago de la vivienda», explica Garrido, quien en cuatro años ha visto pasar por su oficina a 5.000 víctimas de una crisis a la que no duda en llamar «la gran estafa».

Recuerda que los comienzos de la PAH fueron «muy duros porque Castelló es una ciudad con muchos prejuicios y la gente ocultaba su desgracia». De hecho, asegura que muchos desahuciados se han ido de sus casas «sin hacer ruido». «El miedo al qué dirán hacía que prefirieran ocultarlo porque se sentían más juzgados que apoyados», indica la activista, quien reconoce que la percepción ha ido cambiando gracias a la difusión del movimiento antidesahucios. Castelló fue, de hecho, la cuarta provincia que se adhirió a la causa, tras Barcelona, Madrid y Murcia, dice orgullosa Garrido.

El principal escollo de la PAH en sus inicios se lo encontró al intentar mediar con los bancos para evitar las ejecuciones hipotecarias. «Las primeras negociaciones fueron batallas campales», recuerda la portavoz. Sin embargo, hubo un punto de inflexión: las dos ocupaciones de Bankia. Desde entonces, «nos hablamos de tú a tú, ellos tienen el poder del dinero y nosotros, el de la presión social -afirma-, nos hemos ganado el respeto de los bancos». Ahora, en la plataforma son «profesionales de la negociación». No en vano, han logrado dar solución a 1.500 personas con problemas hipotecarios.

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