La conflictividad en la política educativa de los últimos años ha sido eso, un conflicto político. Al menos es lo que transmitieron ayer los alumnos de la Universitat Jaume (UJI) de Castelló entrevistados a quienes su única preocupación ha sido, y es, aprobar los exámenes. En las aulas, dicen, no han notado el cambio educativo de la Lomce (Ley Wert) y, lo que más les podría haber afectado como es el incremento de las tasas, no ha sido un condicionante a la hora de matricularse de más o menos créditos.
Melina Queral, de 21 años y de Castelló, cursa tercero de Traducción e Interpretación y su objetivo para este año está claro: «aprobarlo todo». La joven explican que la universidad envía un sinfín de correos informativos para dar cuentas de las asambleas y reuniones pero «al final acabas no mirarlos, porque es más de lo mismo». «Creo que los alumnos no nos enteramos en realidad de lo que pasa dentro de la universidad. Y en clase tampoco comentamos los asuntos sobre los que tratan los que dirigen la UJI. Lo que más nos preocupa es lo que pagamos en la matrícula y pasar de curso», añade la estudiante.
Los alumnos de los últimos cursos son los que más críticos se muestran con la docencia y aquellos aspectos mejorables. Un grupo de estudiantes de cuarto de Magisterio Infantil aseguran que tendrían que tener más horas prácticas. «Hemos hechos muchos trabajos pero siempre bajo un supuesto inventado, nunca nos hemos enfrentado a un caso real», explica una de las jóvenes. Asimismo, apuntan que existen asignaturas de «relleno» que «no aportan nada» y que podrían ser sustituidas por más prácticas en los colegios. «El problema es que acabas la carrera y no sabes cómo enfrentarte a un aula. Yo me siento con poco bagaje, como si no hubiera aprendido nada», comenta otra joven. Asimismo, también reclaman un refuerzo en el inglés y un mayor conocimiento del Plan Bolonia por parte de algunos de los profesores.
En cuanto a los nuevos alumnos, la mayoría de ellos destacan el «problema» que les ha supuesto la reducción de los horarios de tren por las obras del Corredor Mediterráneo. «Muchos alumnos nos fijamos en la UJI porque es una universidad con una muy buena conexión de transporte público y ha sido un fiasco que no podamos contar con el tren», reseña otro estudiante que considera que la Jaume I debería suplir esta carencia.
Con todo, ahora toca retomar los estudios, las clases, la rutina estudiantil y, siempre, con la perspectiva de superar un curso más, aunque eso no sea lo más importante para los políticos.
