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Bajada a la tierra

El Rapid de Viena acaba en tres minutos con los sueños de un Villarreal que llegaba con la vitola de favorito y sin conocer la derrota Demasiados cambios en un equipo muy fallón en defensa y con Bonera como triste protagonista

Bajada a la tierra

Tres minutos han bastado para bajar a la tierra a un Villarreal al que sus tres primeros partidos de Liga le había colocado por las nubes. Los fallos en defensa, sobre todo en las jugadas a balón parado pasaron factura.

Marcelino cumplió con su palabra. Solo Víctor Ruiz se libró y por obligación. El resto del equipo cambió por completo con respecto al presentado en Liga ante el Granada. No era fácil la papeleta. Un equipo sin rodaje, con jugadores como Bonera, Denis Suárez y Adrián que apenas llevan quince días de amarillo y en un campo ensordecedor, con 36.000 espectadores que no pararon de gritar y de presionar al árbitro en todo momento. Como era lógico el equipo saltó nervioso al campo, también lo hizo el Rapid. En los primeros minutos ambos equipos intentaron controlar el balón, pero fue el Villarreal el que más buscaba el área rival. A los tres minutos Samu García asistió a Leo Baptistao que se le fue fuera.

Denis Suárez marcaba la diferencia por su banda y ganaba constantemente el puso sobre su marcador. Bruno lo vio y lo buscaba constantemente para iniciar las jugadas ofensivas. En una de ellas, el exsevillista asistió entre líneas maravillosamente a Adrián López que buscó a Leo quien se metía por el centro en el área pequeña, pero su control se fue demasiado largo.

De nuevo el jugador cedido por el Oporto mostró su calidad y de un taconazo asistió al brasileño también cedido pro el Atlético quien falló solo ante el portero.

Los peores fantasmas volvían a volar por encima de un delantero al que siempre se le ha calificado de fallón en sus anteriores equipos. El problema es que los nervios por no rematar las jugadas empezaron a apoderarse del equipo y el Rapid comenzó a aparecer.

El primer susto lo dio Prosenik con una volea ala media vuelta que se fue por poco. El delantero aprovechó un desajuste de marca entre Rukavina y Denis Suárez por la banda derecha que pudo costar muy caro.

La defensa amarilla, incluyendo al portero que debutaba en partido oficial, Mariano Barbosa, se mostraba temblorosa en cada llegada rival. Empezaba a sufrir el conjunto de La Plana Baixa, pero cuando peor lo estaba pasando, Bruno de nuevo encontró a Denis, quien ve a Rukavina que le desdobla por banda derecha, y el serbio centra al segundo palo donde aparece en plancha Leo Baptistao quien con un cabezazo ajustado al poste acabó con todos los fantasmas y adelantaba al Villarreal junto segundos antes de irse al descanso.

Un tanto que permitía al submarino salir al campo con más tranquilidad en busca del segundo que sentenciara el partido. Pero fue todo lo contrario. El que salió enchufado a por la remontada fue el Rapid Viena, y la encontró con algo de ayuda de un árbitro muy casero.

Apenas transcurridos cinco minutos, Daniele Bonera, a quien se le notó nervioso, y falto de ritmo, cometió una falta por la que recibió tarjeta amarilla que originaría el tanto del empate austriaco.

El balón colgado en el área, quedó muerto y en un rebote Schwab batía a Barbosa. El tanto tiró por tierra todo el trabajo realizado hasta entonces por el Villarreal, quien se convirtió en un equipo dubitativo, fallón, que perdía muchos balones en el centro del campo, con un Bruno desconocido. El técnico Zoran Barisic lo vio claro. Había pues que presionar al doble pivote amarillo, por el que pasaban todas las jugadas. Esta presión acompañada por el beneplácito del árbitro tuvo sus frutos y de nuevo, en una aproximación en el área amarilla, Bonera, el triste protagonista del encuentro, provocaba penalti que materializaba sin problemas el capitán del equipo austríaco.

En apenas tres minutos el Rapid remontaba y ponía el partido como él quería. Con la ventaja en el marcador, colocaron dos líneas de cuatro muy juntas por delante del área haciendo prácticamente imposible la penetración de los delanteros amarillos. Era momento de meter más pólvora en ataque. Entraron Castillejo, Bakambu y Nahuel. La tuvo el franco-congoleño en el último minuto, que hizo más difícil sacando un balón prácticamente en la línea de gol cuando solo hacía dala empujarla.

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