El Levante UD abandonó ayer el Bernabéu con tres goles encajados, pero con la dignidad intacta. El equipo de Alcaraz desplegó, por momentos, un fútbol valiente, con posesiones largas en campo contrario, capaz de disputar la posesión del esférico al Madrid de Benítez. En cambio, tres pérdidas inocentes en la zona de creación —dos en la primera parte— condenaron a los granotas. Marcelo, Ronaldo y Jesé no perdonaron los regalos cerca del área y su acierto ante la meta de Rubén desequilibró el encuentro, en el que el Levante UD puso a prueba en varias ocasiones el talento de Navas.

Durante los primeros diez minutos, los de Orriols mostraron su versión más desacomplejada. Con el Real Madrid metido en su campo, la medular azulgrana, en la que Alcaraz incrustó a Casadesús en sustitución de Lerma, tocó con fluidez y criterio. Roger fue el primero en examinar las manos de Keylor, ágiles para despejar a córner.

No obstante, al cuarto de hora Benítez salió del banquillo con el ceño fruncido, dio un par de gritos y el Madrid despertó. Marcelo por la izquierda, Kovacic por el centro y Ronaldo y Bale con libertad de movimientos, se bastaron para embotellar al Levante UD. Fue más un efecto visual, porque ese dominio sólo se tradujo en disparos lejanos y balones bombeados a la frontal.

Como respuesta, Morales se internó por la derecha y centró al corazón del área blanca. Danilo midió mal el salto para despejar y Deyverson se encontró con el balón, sin tiempo para rematar en condiciones. La ocasión marrada por el brasileño fue la primera línea del prólogo del martillazo madridista.

Al más puro «estilo Benítez», Marcelo presionó y aprovechó un mal pase de Morales en la banda para robar, conducir a toda velocidad, trenzar la pared con Ronaldo y resolver ante un batido Rubén. Intensidad, velocidad y precisión. Un camino más efectivo que el juego elaborado para inaugurar el marcador.

Del 1-1 al 2-0 en un minuto

Era el minuto 27 y Alcaraz se desgañitaba en la banda animando a los suyos. Aún había partido. Tanto, que nada más sacar de centro, Toño puso el cuero en la cabeza de Deyverson. «El Canguro» saltó y marcó los tiempos para efectuar un remate de cabeza casi perfecto, abajo, donde duele a los porteros. Keylor despejó a córner con una estirada felina que levantó a más de uno en las gradas del Bernabéu. El guión, que ya estaba escrito, explicaba que un minuto después Ronaldo se lucraba de otra pérdida, esta vez de Feddal para marcar el segundo y matar el duelo.

En la segunda parte, Deyverson a bocajarro y Ghilas en un uno contra uno que paró Navas con el rostro, pudieron recortar distancias, pero perdonaron. El Madrid se acomodó en el campo, redujo una marcha el motor y esperó al previsible cansancio del Levante UD, que tampoco sufrió ningún asedio. Sólo Cristiano buscaba, por su cuenta, el tercero. El tanto llegó, en los últimos minutos, obra de un eléctrico Jesé, tras otra pérdida de Feddal.