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Smara, la voz de los saharauis en Castelló

Los recortes en las ayudas institucionales no han mermado la labor de la entidad en los campamentos de refugiados Unas 150 personas integran la solidaria asociación

Smara, la voz de los saharauis en Castelló

Cuarenta años sin patria, uno tras otro, con el cómplice silencio de la comunidad internacional, con el abandono de todos los gobiernos de España. Bajo el eufemístico nombre de «Marcha verde» el rey de Marruecos, Hassan II, inició una invasión plácida del Sáhara Occidental a principios de noviembre de 1975 mientras el dictador Franco vivía sus últimos días. 23 de noviembre de 2015, cuatro décadas después, los saharauis siguen clamando por su libertad, malviven en los campamentos de refugiados y denuncian las eternas promesas incumplidas por las Naciones Unidas de celebrar un referéndum de autodeterminación que nunca llega.

La ayuda es poca para los más de 200.000 saharauis que conviven en el desierto en las más duras condiciones, atrapados por un muro de más de 2.700 kilómetros aderezado por campos de minas que ha enterrado Marruecos. Smara, actualmente con unos 150 socios, es una asociación de ayuda y amistad con el pueblo saharaui constituida oficialmente en Castelló en enero de 1992. Su principal finalidad no es otra que la de luchar por los derechos de los refugiados en lo que definen como «un proceso descolonizador injusto».

Con el apoyo de ayuntamientos y entidades privadas, Smara ha sido capaz, en estos 23 años, de desarrollar proyectos de cooperación y de implantarse en varios municipios de la provincia, como la Vall d'Uixó, Vila-real, Vinaròs, Onda o Almassora. Iniciativas sanitarias, solidarias, caravanas por la paz, vacaciones de verano y suministro de alimentos son algunos de sus logros.

Enrique Salom, su primer presidente y fundador, trabajó en el Sáhara cuando aún era española y aún se emociona cuando recuerda las «atrocidades» a las que se somete al pueblo saharaui. «Si no tuviesen ayudas, difícilmente hubiesen sobrevivido hasta ahora», señala. Insiste en denunciar la falta de respuesta política de España y la comunidad internacional para acabar con la ocupación marroquí de una zona rica en fósforo, pesca y, posiblemente, petróleo.

Los saharauis viven en tiendas y, en el mejor de los casos, en casas de adobe. Camiones de cuba los abastecen semanalmente y la urbanización no existe. «Construir alcantarillado, por ejemplo, sería ya como aceptar su situación, y ellos no dejan de anhelar su libertad», recuerda la actual presidenta de Smara, Pura Rodríguez. La crisis ha sido también una mala compañera de viaje los últimos años, lo que ha llevado a que la diputación deje de ayudar y que los ayuntamientos ajusten sus partidas. Este último verano no pudieron realizar el plan de vacaciones, que ha reducido de 100 a una veintena de niños el número de saharauis que pasan sus vacaciones en Castelló, más por falta de dinero que por un apoyo social en la provincia «que nunca ha fallado», destaca Pura.

Smara suele realizar viajes al Sáhara Occidental todos los años, sobre todo en Semana Santa, contacto fundamental para «no dejarles de lado». Sobre la población, tanto Enrique como Pura destacan el carácter «amable de «mulsumanes de bien, liberales, donde las mujeres son más libres que en otras regiones, donde la principal preocupación es que los niños estudien y se formen, y donde aún hay personas que sigue mostrando su viejo carnet de ciudadanos españoles, que avergüenza más si cabe la actitud de nuestros gobernantes», señala Enrique Salom.

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