No quiero decir yo que Marcelino tenga que dejar de hacer caso a los fantásticos servicios médicos del club, ni mucho menos, pero es evidente que la suerte este año a los defensas y delanteros no les está acompañando ni un ápice. Esperemos que cambie el destino del club en este sentido. Y lo digo así, porque Marcelino en más de una ocasión ha reconocido que él personalmente cree en el destino, algo muy respetable, aunque difícil de creer. Pero si nos ponemos en esa tesitura... espero, Marce, que el destino cambie porque hasta ahora sólo le está costando más trabajo y dinero a la enfermería del Villarreal.

Tal vez haya que recurrir a la diosa Fortuna. Sí, sí, para estas cosas también existen rituales. Si no que se lo digan al expresidente del CD Castellón, José Laparra, quien apostó por uno de ellos con el fin de enamorar a una joven damisela. Otra cosa es que luego funcionen. De esto Laparra puede dar fe de que, al menos en su caso, no fue así. Normalmente el tema de la fortuna suele ir relacionado más bien con la economía que no con la salud, pero es tal la desesperación que todo vale.

Lesiones y soluciones estrambóticas al margen, tras más de tres meses de competición, es momento tal vez de empezar a sacar algunas conclusiones. Son muchas las cosas que se hacen bien en el Villarreal, pero da la sensación de que este año las apuestas han sido arriesgadas en algunos casos y por el momento no han acabado de salir bien. Dícese de los fichajes de Adrián López y Bonera, dos jugadores que hasta la fecha poco han podido aportar, o del rendimiento de Samu García, un jugador que debía florecer savia nueva en la banda al que le está costando mucho acoplarse al juego del Villarreal. En este sentido no acabo de entender que ahora mismo esté por delante de Nahuel. Es cierto que el internacional Sub-21, es joven y debe de aprender, pero creo que le da más frescura al ataque del equipo. No sé yo si el club se está planteando traer un recambio para él. Todo es posible, como el sueño de recuperar a Cheryshev, pero lo que queda claro es que hasta la fecha de Samu se espera mucho más, como también del propio Castillejo o de Roberto Soldado. En ambos casos por trabajo no será, pero falta aportar algo más en la faceta ofensiva.

Aún así, todo esto no quita para que la temporada que está llevando a cabo el Villarreal se pueda catalogar de ejemplar. Aún con plaga de lesiones y rendimientos de un nivel no deseado, el equipo se mantiene cuarto y dependiendo de sí mismo para ser primero en la fase de grupos de la Europa League. En este sentido tal vez sí debamos creer en el destino. Igual Marcelino tiene razón. Un día nos tendrá que contar cómo funciona eso.