La campaña de renovación de las tarjetas verdes de estacionamiento, restringiendo el acceso a las mismas, ha dado el resultado deseado, ya que se ha reducido en más de un 60 % el número de credenciales. Tras la criba, el consistorio estudia reabrir la mano para que también puedan beneficiarse de la zona verde los residentes en calles semipeatonales próximas.
El domingo caducó la vigencia de las antiguas tarjetas de aparcamiento gratuito. Ayer se visualizaron los efectos, con calles repletas de plazas libres en las que antes era misión casi imposible dejar el coche. La reducción de supuestos para acceder a las tarjetas se ha traducido en una rebaja sustancial de las mismas. De las 5.300 que estaban operativas a final de año, se ha pasado a menos de 2.000. El concejal de Movilidad, Rafa Simó, explicó ayer que la empresa concesionaria de la ORA sigue tramitando renovaciones. Una vez se normalice la situación, añadió, el ayuntamiento se muestra dispuesto a extender los beneficios de la zona de aparcamiento gratuito a más vecinos.
En la actualidad, tienen derecho a la tarjeta los residentes en calles donde está implantada la zona verde y la zona azul. El consistorio plantea que también puedan disponer del visado los vecinos de los viales adyacentes semipeatonales. Es una forma de compensarles por la prohibición de aparcar en su calle. El edil de Movilidad recalcó que esta medida se hará con mesura para garantizar la rotación de aparcamientos y que no produzca un colapso. «En ningún caso volveremos a las 5.300 tarjetas verdes que entregó el gobierno del PP», recalcó Simó. El ayuntamiento ha reducido las condiciones para obtener tarjetas gratuitas. Sostiene que el anterior ejecutivo del PP otorgó el doble de lo que estipulaba el contrato de concesión, generando un colapso en la zona verde.
Por otra parte, el gobierno municipal plantea una reducción del número de calles con zona azul, que vendrá concretada en el nuevo plan de movilidad. El espacio liberado se destinará a aparcamiento habitual o a carril bici.
