Tras el parón del martes, prosiguió la celebración de la feria con una novillada protagonizada por los alumnos de las escuelas de tauromaquia. El espectáculo se celebró en medio de un clima casi veraniego y con un excelente ambiente en los tendidos.
El encierro de Peña de Francia exhibió una presentación bastante justa. Demasiado escurridos y escasos de entidad si bien, eso sí, tuvieron un destacado fondo de bravura y movilidad, aunque tampoco les sobraron las fuerzas. Bajaron el nivel 5º y 6º.
El alicantino Adrián Velasco lució por su oficio y su sentido de la ligazón. Dio muchos pases y mostró variedad, en dos labores de mucho metraje aunque de menor mensaje. Lució sobre todo al muletear al natural al cuarto.
Sedano Vázquez se mostró ya preparado para mayores empresas. Lo cierto es que la novillada de ayer le vino muy chica. Manejó con variedad y gusto el capote. Frente al segundo firmó una faena en la que estuvo como de tentadero. Bien colocado, muy seguro y templado y siempre en la línea de la compostura y la expresión. Y el quinto, más grande, muy protestón y que no paró de reponer, sirvió para probar al torero. Sedano resolvió con recursos, seguridad, profesionalidad y solvencia, y se sobrepuso a una fea voltereta.
Héctor Edo se fue a la puerta de chiqueros a saludar a su primero, al que banderilleó con espectacularidad y muleteó siempre firme y asentado y con la virtud de presentar los engaños por delante. Y también fue a portagayola a recibir al sexto, al que asimismo pareó con acierto y trasteó con tanta entrega como vibración.
