Levante-EMV

Levante-EMV

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Sexismo en cada calle y en cada esquina

El filósofo de la Vall d'Uixó ha publicado hasta tres ensayos sobre el sexismo como origen de cualquier tipo de violencia de género

Sexismo en cada calle y en cada esquina

La Vall d'Uixó cuenta con al menos un centenar de calles que llevan el nombre de algún hombre, mientras que solo doce están dedicadas a mujeres. La vida cotidiana está llena de evidencias de un sexismo amparado por una sociedad patriarcal y androcentrista, según defiende un filósofo de la localidad, Juan Carlos Castelló, que ha dedicado hasta tres ensayos a demostrar que el origen de cualquier violencia de género está en el sexismo con el que convivimos a diario sin darnos a veces cuenta.

Aprovechando las celebraciones que se reproducen en casi todos los municipios en marzo, la asociación Amics de la Vall decidió aprovechar su trabajo para organizar una charla en la que llamó la atención sobre «El sexismo en la vida cotidiana».

Ante un auditorio lleno hasta la bandera, Castelló ofreció argumentos suficientes para comprender que el sexismo alimenta la violencia de género, que clasifica en dos grados: la macroviolencia, la agresión física, psicológica, económica?, y la microviolencia, que sería la que se produce cuando un hombre revisa los mensajes de su pareja, le exige saber dónde y con quién está, etc.

Según Juan Carlos Castelló, convivimos en una atmósfera constante en la que se da por hecho que el hombre es superior y la mujer inferior, lo que justifica que algunos «individuos que no tienen control sobre sus acciones, acaben recurriendo a la agresión».

Pero para muestra un botón. En su exposición, este filósofo profesor del IES Benigasló, realizó «una biopsia del tejido social de la Vall», como él mismo explicó, en un total de 60 diapositivas en las que se constató la cotidianidad del sexismo, «hay cosas que están naturalizadas y no las vemos», como sería el hecho de que en los libros de texto sobre los que trabajan los escolares «entre el 60 o el 70% de las fotografías y los nombres son de hombres, lo que quiere decir que las mujeres solo aparecen en el 20 o 30% restante». De esta forma, según Castelló, las niñas no encuentran referentes femeninos que nieguen la verdad establecida de que el poder «está en manos de los hombres».

Lo mismo sucede si nos fijamos en la dirección de los colegios. En la Vall hay 12 centros de infantil y primaria, de los cuales solo 3 están dirigidos por mujeres «a pesar de que el porcentaje de maestras es tres veces mayor que el de hombres». Otro ejemplo sintomático es el conservatorio profesional, en el que existe una exposición con fotografías de músicos destacados de la ciudad, «no hay ninguna mujer». Castelló se pregunta: «¿es que no hay mujeres músicas relevantes?». La respuesta es negativa, lo que agrava más si cabe la prueba.

La base de la solución para la violencia contra las mujeres está en la erradicación de ese sexismo, y está en manos de «decisiones políticas y personales», según afirmó sin dudar. Por ejemplo, «a partir de ahora se podrían poner solo nombres de mujeres a las nuevas calles, ofreciendo a los escolares la posibilidad de que sean ellos los que, estudiando a personas relevantes, decidieran cuáles podían ser las elegidas». Para Juan Carlos Castelló es una estrategia fundamentada en la pedagogía que ayudaría a avanzar.

Y a la pregunta de si se considera partidario de la discriminación positiva, niega por principio el concepto, «porque la misma palabra discriminación tiene una connotación peyorativa».

Desde su punto de vista, la clave está en buscar el equilibrio. Porque Juan Carlos Castelló entiende que no es admisible que la mayoría de sus alumnas de secundaria «estén predispuestas a asumir un rol inferior frente a los chicos», entendiendo que relaciones como el amor y los celos son naturales.

El hecho de que sea un hombre el que exponga estos contenidos no debería de hacerlos más contundentes que si lo hiciera una mujer, pero resulta interesante que un representante de quienes siguen ostentando una posición de superioridad, aunque sea involuntaria, llame al resto a detenerse para que el sexo contrario avance al mismo nivel, sin la zancadilla de las diferencias mal entendidas.

Compartir el artículo

stats