Levante-EMV

Levante-EMV

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

El instituto para refugiados

Todo depende de que Patrimonio autorice a utilizar la casa del conserje del centro, que no está en uso

El instituto para refugiados

Hace un par de semanas los alumnos de 1º de Bachiller del IES Benigasló de la Vall d'Uixó sorprendieron a propios y extraños con la puesta en marcha de un proyecto solidario. Su propuesta: acoger a una familia de refugiados sirios en la casa del conserje de su instituto, que no está en uso. Esta fue la conclusión de un impactante viaje al Berlín de los totalitarismos y un proceso de aprendizaje que, de la mano de sus profesores, les ha llevado a familiarizarse con los efectos de guerras como la segunda mundial o la civil española.

El primer paso fue escribir una carta a la dirección del centro y al claustro de profesores con su declaración de intenciones y desde ese día no han dejado de avanzar, sin fisuras, con el convencimiento de que lo que se plantean puede parecer un reto mayúsculo para un grupo de adolescentes, pero saben que está a su alcance. Así lo aseguran los seis representantes de los tres cursos de 1º de Bachiller que han formado un equipo coordinador: «Todos pensamos que acoger a una familia de refugiados no nos da miedo, ni nos asusta, más bien al contrario, el único sentimiento que tenemos es de entusiasmo por sacar adelante un buen proyecto de justicia que, además, sirva para concienciar a otras personas, políticos incluidos».

Los integrantes del equipo de coordinación visitaron esta semana la casa del conserje para realizar una primera inspección e identificar las necesidades básicas. Pese a su juventud son muy conscientes de todos los condicionantes que afectan a su propuesta, el principal es contar con la autorización de la Conselleria, desde el servicio de Patrimonio, para poder acoger a una familia en una vivienda que, a fin de cuentas, forma parte del complejo educativo. A este respecto, Víctor A. piensa que «el verdadero problema puede venir de conselleria, porque a veces la cuestión de la legalidad dificulta la legitimidad de las propuestas», pero considera que pese que «ese es el escollo mayor, el resto es bastante sencillo porque todo el mundo está movilizado, creo que irá todo bien».

Esta confianza en que la solidaridad se impondrá a la burocracia en un caso excepcional como este es compartida por sus compañeros, que creen a pies juntillas que lo realmente complicado es movilizar a la gente y esa partida la tienen ganada. Marc M. explica que «en este instituto hay cerca de 800 alumnos y se trata de acoger a una sola familia, por lo tanto, es más que viable porque con un pequeño compromiso y solidaridad no tendrá ninguna dificultad». No hablan por hablar, han hechos sus propias previsiones, «tenemos calculada la cantidad de comida y otras necesidades básicas que haría falta cubrir y entre los 800 lo podemos conseguir con facilidad y durante mucho tiempo», insiste Marc M.

Estos alumnos del instituto de la Vall d'Uixó creen tanto en que la solidaridad y la justicia prevalecerá sobre cualquier otro condicionante político o administrativo, que no son capaces de imaginar un no por respuesta.

Ahora a estos jovenes solo les queda esperar una respuesta, pero mientras esperan siguen dando lecciones de compromiso cívico desde las aulas de un IES de secundaria.

Compartir el artículo

stats