La transmisión del virus zika o de otras infecciones como el dengue o el Chikungunya a través de los mosquitos es una de las principales preocupaciones de las autoridades sanitarias. Sin embargo, algunos especialistas como el doctor en biología Rubén Bueno llaman a la calma.
El experto en control de plagas y responsable del departamento de I+D de los laboratorios Lokimika, que impartió ayer una charla en la Universitat Jaume I, asegura que la transmisión del zika o de otros virus a través del mosquito tigre «es probable, pero no sencilla». Para que se dé el contagio, afirma, la picadura al enfermo debe producirse en unos plazos muy concretos de la infección y el insecto debe volver a picar a una persona sana en un periodo de tiempo determinado para que se transmita el virus.
Además, señala que en Latinoamérica, la región más afectada por el zika, no es el mosquito tigre el que transmite la enfermedad, sino un pariente de éste del género Aedes. No obstante, advirtió, el insecto sí puede ser vector del virus.
La clave para combatirlo es la prevención, tanto en el ámbito público como en el privado. Según indicó el experto, el mosquito tigre tiene una característica que lo diferencia de otros ejemplares de su especie: prolifera en pequeñas acumulaciones de agua, por lo que se ha adaptado al medio urbano con facilidad. «Este insecto procedente de zonas tropicales del continente asiático está acostumbrado a vivir en la selva y al trasladarse a las ciudades ha cambiado los huecos de los árboles por los cubos o las macetas con agua», detalla Bueno.
Su propagación ha sido posible en buena medida gracias al comercio. «Se han diseminado, por ejemplo, con el transporte de neumáticos usados que al mojarse por la lluvia se convierten en nidos perfectos para los mosquitos», señala.
En la provincia de Castelló, se detectó por primera vez su presencia en el año 2010 en Benicàssim. «Los municipios costeros son los más afectados por su clima y porque están más habitados y, por tanto, los mosquitos tienen más oportunidades de proliferar», señala el experto.
Para prevenir la plaga, los ayuntamientos han de trabajar en el control de larvas en zonas de acumulación de agua como los imbornales, mientras que en el ámbito privado los vecinos han de evitar dejar cubos, maceteros u otros objetos con agua que suelen estar al aire libre en jardines y terrazas. La implicación ciudadana en este sentido resulta imprescindible, puesto que «los principales puntos de cría están en las propiedades privadas», recuerda el biólogo.
A su juicio, este año los ayuntamientos de la provincia en están actuando correctamente en la prevención de mosquitos, pues a estas alturas del año muchos ya han adjudicado el servicio de control de plagas. Señala que la intervención debe darse desde el mes de abril hasta noviembre.
