Las nuevas arterias viales surgidas en Castelló en las últimas décadas han descongestionado de tráfico el centro de la ciudad y han mejorado las conexiones entre los barrios del sur y el norte de la ciudad. El bulevar de Renfe o la remodelación de la avenida Barcelona, entre otras actuaciones, se han proyectado como polos de atracción de nuevos desarrollos urbanísticos.
La zona norte de la ciudad ha visto nacer una zona verde -bautizada como Pont de Ferro- , y diversas dotaciones deportivas y ha eliminado un túnel de la calle Segorbe. Son espacios nacidos con el objetivo de coser las urbanizaciones de reciente construcción con las viviendas más antiguas del barrio de la Guinea. El Pont de Ferro, con 22.200 metros cuadrados de superficie, es el principal pulmón verde de esta parte de la ciudad. Asimismo, dispone de un abanico de actividades para gente mayor y los mas pequeños, lo que le convierte en un lugar idóneo para el disfrute de las familias.
El soterramiento de la antigua vía del tren a finales de los años 90 del siglo pasado fue un punto de inflexión para Castelló. Entonces, la ciudad vio desaparecer una barrera que separaba los barrios del oeste del resto de la ciudad y que impedía su crecimiento. A partir de ahí se vieron espoleados nuevos usos urbanísticos en el entorno del Raval Universitari, de la avenida Barcelona y la Vall d´Uixó. Sin embargo, la crisis ha frenado el desarollo residencial y solares sin construir se entremezclan con amplias avenidas y con zonas verdes como Pont de Ferro.
En la calle Quevedo permanece entre edificios un estrecho camino lleno de maleza de complicada definición; es un estrecho vial de titularidad privada. Está vallado y da salida a una zona sin edificar. Un cartel advierte de que se trata de un camino que es utilizado para la salida de vehículos.
Son los contrastes de una de las partes de crecimiento de la capital de la Plana.
