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Club Moto Clásica, los románticos de las dos ruedas

La única premisa para ser socio es contar con una motocicleta anterior al año 1980 Destaca la presencia de marcas históricas, como Bultaco, Montesa, Ossa o Ducson

Algunos de los vehículos que participaron ayer en la prueba celebrada frente al instituto Ribalta.

Doce personas pusieron en marcha con el inicio del nuevo milenio el Club Moto Clásica Castellón. Eran amigos que solían salir todos los sábados a dar una vuelta y presumir de motocicleta por toda la provincia y que vieron la oportunidad de crear un colectivo en el año 2000 para tener más fuerza y ampliar horizontes. En la actualidad son 83 los socios de una entidad que sigue creciendo y que cuenta con un parque móvil en torno a las 300 motocicletas, todas ellas restauradas y en buen funcionamiento, como recuerda su presidente, Juan Bort.

Las puertas están abiertas a todos los aficionados siempre que se cumpla una premisa fundamental: contar con una moto anterior al año 1980. Ello nos aboca a marcas de antaño, como pueden ser Montesa, Bultaco, Ossa o Ducson, además de alguna BMW histórica. Por 40 euros año, los socios realizan salidas periódicas por todos los rincones de la provincia compartiendo almuerzo y carretera. Además, disfrutan de exhibiciones de motos antiguas y veteranas y realizan también pruebas del Litro, como la realizada ayer por las calles del centro de la capital de la Plana.

La prueba motociclista de consumo consiste en recorrer una mayor distancia con un solo litro de combustible y permite conocer el estado de conservación y reglaje de cada motocicleta participante. Se desarrolla en tres mangas, de hasta 100 cc y de más de 101 cc, con categoría de motor de dos tiempos y de cuatro tiempos cada una, y una tercera manga para sidecares, carromatos y micro-coches.

El Club Moto Clásica Castellón rememora desde 2002 esta 'Prueba del Litro' como homenaje a todos los clubes y aficionados que a lo largo de los últimos cien años de historia de nuestro motociclismo la organizaban para disfrute de su afición y que actualmente sirve como justificación perfecta para poder desempolvar, sacar y exhibir esas motocicletas heredadas o salvadas del desguace que con tanto cariño son restauradas hasta el último tornillo, hasta el último detalle, dejándolas como recién salidas de fábrica.

Otro de los eventos en los que se implican es el de las carreras de velocidad, que han desarrollado durante tres años seguidos pero que ahora, por las exigencias del ayuntamiento para cumplir con la legalidad, no pueden realizar si no se reconvierten en club deportivo. Sobre este aspecto, el presidente del club adelanta que «realizaremos una asamblea extraordinaria para cumplir con este cambio si así lo avalan los socios.

Juan Bort destaca la pasión con la que viven muchos socios su amor por las motocicletas. «Aquí tenemos grandes coleccionistas y personas que se desviven por tener la mejor máquina», destaca el presidente de la entidad.

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