En la casa de Gran Hermano puede verse algo más que la intimidad de los concursantes. Desde el salón y desde la cocina del famoso inmueble de Guadalix de la Sierra, o desde el sillón de cualquier hogar que ponga Telecinco en su mando a distancia, pueden verse las celosías de la empresa «Cerámica a mano alzada», firma creada por el ondense Miguel Bartolomé.

La CLS 008 de 15,5×15,5×5,5 en su acabado natural rojo, y la CLS 011 de 15x15x5 en su acabado natural rojo, son presentadas al mundo por este ondense que desde pequeño bebe de una de las fuentes de mayor caudal cerámico: Onda, donde también ven la luz muchas de las piezas que crea su imaginación.

El arquitecto Domenico Prati fue el encargado de llevar a cabo el proyecto de la casa donde se lleva a cabo un reality que llega a su XVII edición. La intención, según explica Miguel Bartolomé, era trasladar al público a los años 70 jugando con el mobiliario e reinterpretando las tiendas británicas de esa época.

Llamada de televisión

Y ahí es donde entraron las celosías de este «friki de la cerámica», como el mismo se define en su blog y donde cuenta cómo su idea acabó en uno de los escenarios más vistos por la audiencia. «Hace unos meses recibí la llamada de una compañía de TV interesada en varios productos cerámicos, que los habían encontrado por internet en nuestra pequeña tienda online Cerámica para Arquitectura».

Miguel Bartolomé imparte clases de diseño cerámico en la Universitat Jaume I, materia en la que sacó un sobresaliente cuando cursaba la carrera de Diseño Industrial. También realiza charlas y talleres de cerámica en escuelas de diseño, colegios de interiorismo, foros de arquitectura, en ferias como Cevisama?

Sin embargo, cuando escuchó que le llamaban de la televisión «pensé que era una broma de alguien para ver mi reacción», ya que «todos los que me conocen saben que me pongo muy nervioso frente a este tipo de situaciones», y recuerda el «miedo escénico que me persigue desde mi época de rockero tocando la guitarra en Alta tensión».

Cuando empezaron a contarle la historia de porqué les interesaban estos productos, cómo querían utilizarlos y tras ver imágenes sobre el proyecto, sus nervios «se relajaron» y «volvió a aparecer el apasionado cerámico que llevo dentro». Entonces empezó el debate sobre cómo colocar las celosías para enmarcarlas con diferentes paños metálicos de distintas dimensiones y jugar con su modularidad para formar las paredes interiores de la casa, así como sobre las posibilidades que existen a la hora de decorar la superficie.

Como la composición no se tendría clara hasta que estuvieran montadas, se decidió que lo mejor era suministrar todas las piezas en acabado natural rojo. Posteriormente in situ se pintarían con pintura plástica según las necesidades del espacio. «Esto es posible al tratarse de piezas con acabado natural. Evidentemente, la textura y sensación es distinta a la del esmaltado cerámico pero si las circunstancias lo demandan, es una opción correcta». «Lo valoramos y vimos que podía ser una buena oportunidad para situar en el mapa a este producto cerámico tan polivalente y demostrar que los límites los ponemos nosotros, concluyó».