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Gente inquieta

Buscando los secretos ocultos bajo la tierra

Se trata de una agrupación de aficionados a esta práctica deportivo-científica que nació en la Vall d'Uixó en mayo de 2007 y que desde entonces lleva organizando multitud de actividades y encuentros por la provincia

Llegar a donde casi nadie llega y ver lo que casi nadie ve, esas serían las dos motivaciones principales que mueven a la mayoría de los practicantes de espeleología, al menos así lo considera el presidente del Espeleoclub La Vall, José García, una agrupación de aficionados a esta práctica deportivo-científica que nació en la Vall d'Uixó en mayo de 2007 y que desde entonces lleva organizando multitud de actividades y encuentros para adentrarse en las entrañas de la tierra y descubrir lo que la naturaleza se empeña en preservar dificultando el acceso al común de los mortales.

El Espeleoclub la Vall nació de la mano de un grupo de amigos que hasta ese momento practicaban diferentes deportes de montaña y la decisión de probar con la espeleología tuvo mucho que ver con los rigores del clima. Según García «la temporada de escalada, por ejemplo, es muy corta pero entrar en las cuevas puede hacerse en cualquier época del año», de manera que uno se protege de las inclemencias del tiempo pero sobre todo «te das cuenta de que puedes ver cosas que nunca verás fuera».

Y así empezó todo. En primer lugar pensaron en crear un Grup d'esplai, pero una serie de trabas administrativas les llevaron a cambiar de opinión y ponerse en contacto con la Federación de Espeleología «que nos ayudaron mucho y nos facilitaron las cosas», consiguiendo que se constituyera el Espeleoclub, formado por un grupo de autodidactas cargados de motivación y ganas de aprender. José García explica que no tardaron en realizar los diferentes cursos de formación que imparte la Federación, consiguiendo una titulación que, desde su punto de vista, es necesaria para manejarse con seguridad y conocimientos en un entorno que en muchos casos es hostil. De hecho, tanto José como Héctor Cardona, otro de los integrantes del club, aseguran que para practicar espeleología, además de sensatez, solo hace falta «no tener miedo a las alturas, no padecer claustrofobia, confiar mucho en los compañeros y tener capacidad de sufrimiento», dado que «el factor psicológico tiene mucho peso».

Pero además hacen falta otras cosas que dependen de la personalidad de cada cual, pero que coinciden en mantener la inquietud de saber, de conocer, de ir un poco más allá, asumiendo que hay que respetar lo que se esconde bajo el suelo. Son muchos los espeleólogos que tienen que comprobar como en la parte accesible de las cuevas se pueden encontrar pintadas, basura y formaciones geológicas destrozadas, de ahí que consideren indispensable que su afición esté al acceso solo de unos pocos que sean conscientes de la responsabilidad de preservar determinados tesoros ocultos.

Ese sería el caso de uno de los méritos del Espeleoclub la Vall, que hace algunos años, de la mano de Héctor Carmona, descubrieron la mayor colonia de murciélagos en hibernación de la Comunidad Valenciana y la tercera de España en una mina de Artana. La misma satisfacción sintieron quienes en una cueva de Caudiel, entre ellos José García, dieron con varios ejemplares de helechos de lengua de ciervo, una especie que se creía que no existía en la provincia de Castelló. «Con la colaboración de la Federación acotamos los helechos para protegerlos, lo limpiamos de cartuchos, que había cientos, y cambiamos la instalación para que nadie cayera sobre ellos», resume García.

Pero si algo motiva especialmente a los integrantes de este club es encontrar el origen del río subterráneo de San José, o al menos dar con una entrada «distinta a la oficial, por la que entran los turistas para visitar las Cuevas». En ello están trabajando en la actualidad y se están centrando en el término de Alfondeguilla, donde recientemente pudieron constatar que existía una conexión con el río.

Las cosas han cambiado mucho en la espeleología de la provincia en los últimos años, así lo aseguran José García y Héctor Cardona, y creen que en parte ha sido gracias a su empeño de conseguir que «todos tengamos relación, que compartamos información, porque al fin y al cabo a todos nos mueve lo mismo».

Así nació, promovido por la Vall, el primer interclubs en el año 2009, que posibilitó la organización de actividades conjuntas que han ido consolidándose con el paso del tiempo. En la actualidad, el Espeleoclub la Vall cuenta con 25 socios, 9 de los cuales son niños y entre ellos hay personas de la Vall d'Uixó, pero también de Castelló, l'Alcora, Vila-real o Valencia «porque al final nos unimos por afinidad personal, independientemente de dónde seamos».

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