Las fiestas patronales de la Sagrada Familia y el Santísimo Cristo encaran la recta final de su programación con el mejor sabor de boca posible, no solo por la cena de gala celebrada anoche, en la que participaron unas 150 personas, sino porque una de las principales novedades propuesta para este año, la cena de caldereta y la actuación musical posterior que tuvieron lugar la noche del jueves, se convirtieron en una apuesta «muy acertada», especialmente por lo que respecta al concierto que, según no dudó en afirmar el presidente de la comisión, Manuel Debón, «marcará un antes y después en estas fiestas».

El día del jueves comenzó con la amenaza de lluvia, lo que obligó a la organización a tomar una decisión difícil, mantener el concierto en la calle, junto a las mesas donde se degustó la caldereta, o trasladarlo a un lugar cerrado. «Decidimos que si lo dejábamos en la calle y llovía no íbamos a tener tiempo de respuesta, así que lo trasladamos todo al auditorio», explicó Debón «y no pudo ir mejor».

El principal temor era saber si iban a conseguir que el público se animara a trasladarse desde la plaza Isaac Peral, donde estaban cenando, hasta el Edifici Cultural Leopoldo Peñarroja, pero la tranquilidad llegó en forma de aforo completo ya que las casi 1000 butacas habilitadas estaban ocupadas.

La mayor satisfacción para la comisión no solo fue comprobar que el concierto superó todas sus expectativas iniciales, sino el hecho de que ayer «durante todo el día me ha parado gente, incluso que no conocía, que me ha felicitado». Este acto no pasará a la historia por el número de espectadores, «en otras ocasiones hemos traído a cantantes famosos que han tenido más público, pero este ha tenido una carga de emotividad e intensidad que es difícil de explicar», señaló Manuel Debón, que por otra parte destacó que el aforo era limitado.

«Empedrao» para el sábado

Otra novedad de esta edición de las fiestas, declaradas de interés turístico nacional, se producirá esta noche. Hasta ahora, lo habitual era que el empedrao popular, en el que hay una previsión de participación de unas 1.500 personas, se celebrara el viernes por la noche, pero la comisión pensó que «era más adecuado trasladarlo al sábado porque sino parecía como que las fiestas acababan un día antes», a pesar de que, no hay que olvidar, que la cita que sirve para clausurar la semana es el concierto del Centro Instructivo de Arte y Cultura.

Aunque queda el fin de semana, lo cierto es que a estas alturas se puede realizar un balance positivo de las fiestas, por la buena participación a nivel general y porque las tres exhibiciones taurinas se han celebrado sin incidentes, que es lo que espera cualquier organizador. Además, la presentación de los «bous al carrer», ha estado a la altura de lo que se espera en este caso. La única nota discordante no tendría nada que ver con la comisión, y es que la Feria Medieval que estaba prevista para el primer sábado, simplemente no se realizó «porque el organizador no se presentó, sin dar ningún tipo de explicación». Pero este inconveniente no puede aguar el resumen positivo de estos días.