Dos golazos del uruguayo Luis Suárez y el argentino Lionel Messi en media hora encarrilaron las semifinales de la Copa del Rey para el Barcelona, ganador contra el Atlético de Madrid por las genialidades de su ataque y por su resistencia en el segundo tiempo frente a la reacción, la insistencia y el 1-2 local.

Si el primer tiempo fue azulgrana por goles, contragolpe y pegada, el segundo fue rojiblanco, con convicción, con entusiasmo, con intensidad y con un tanto, del francés Antoine Griezmann, que aún deja entreabierta la puerta de la final para el Atlético, con todas las dificultades que supone vencer en seis días en el Camp Nou.

El Barcelona fue poderoso en ataque. Al contragolpe, la destreza que manejó durante muchos tramos en el Calderón, con desborde y determinación, toda la que demostró Luis Suárez en el 0-1 y Lionel Messi en el 0-2, dos goles distintos, pero los dos demoledores para el conjunto rojiblanco en sólo 33 minutos.

De la nada surgió el 0-1 del atacante charrúa, prácticamente desde el centro del campo, cuando agarró un despeje del argentino Javier Mascherano, la apuesta de Luis Enrique para el medio campo junto a Iván Rakitic y André Gomes, y se plantó en la portería de Miguel Ángel Moyá, al que superó con el exterior, con sutileza.

Se asemejó al 0-2 de Messi. Si Suárez necesita poco para crear un gol, el argentino necesita menos. Ni siquiera estar dentro del área ni siquiera tener el camino libre ni siquiera una pared. Sólo una pelota al borde del área que perfiló y enganchó con la izquierda, potente, junto al poste, inalcanzable para el portero.

Encendido el Calderón, rehecho el Atlético, llegó el 1-2 en una jugada de estrategia. La puso Gabi en el área, la prolongó Godín desde un costado y la remachó a gol, desde el otro, también de cabeza, Griezmann, desaparecido 45 minutos y omnipresente después, también en la ocasión que salvó milagroso más tarde Cillesen. Además hubo paradas de Moyá, como el vuelo que requirió una falta magistral de Messi, repelida entre su mano y el larguero; dos remates de Torres y un disparo de Filipe Luis