El Ayuntamiento de Castelló ha activado el protocolo contra el picudo rojo (Rhynchophorus ferrugineus Olivier) tras descubrir una palmera canaria enferma en la ronda Este. En concreto, el ejemplar afectado, del género Phoenix, se localiza en la rotonda situada entre la Ciudad de la Justicia y el recinto de Ferias y Mercados, donde además existen otras variedades de la familia Palmaceae.
Según explican fuentes municipales, «se ha optado por sanear la palmera en lugar de talarla. Se ha procedido a retirar todos los tejidos afectados, eliminando cualquier resto de picudo, para hacerle un tratamiento con insecticida y así intentar recuperarla, ya que así se ha actuado con éxito en otros casos anteriores».
La intervención ha consistido en realizar una cirugía radical, con la supresión total de la corona para sanear los tejidos infectados y, a partir de ahí, practicar un tratamiento de choque al objeto de erradicar el insecto y propiciar el crecimiento del penacho en el ejemplar.
El ayuntamiento llevaba varias semanas vigilando la palmera después de detectar los primeros síntomas del ataque. Esto es, hojas externas caídas, desplome general de la corona y aspecto ligeramente decaído del palmito. En la inspección visual también se apreciaron orificios en el corte de las tabálas de la balona, restos de pupas y retorcimiento de las hojas en las axilas.
La presencia del picudo rojo supone una grave amenaza para la inmensa mayoría de palmeras de la ciudad. Desde que se constató el primer caso de afección en Castelló durante 2007, la población en los espacios urbanos ha sufrido un descenso considerable.
Un grave problema
De los 516 ejemplares censados en 2014, más del 12% fue objeto del ataque del insecto hasta ese año. El avance de la plaga obligó a invertir más de 900.000 euros en tratamientos fitosanitarios hasta 2015, sin que se consiguiera eliminar por completo al insecto. Prueba de ello, es la muerte de numerosas palmeras en el paseo Buenavista del distrito marítimo, que se tradujo en la sustitución de los ejemplares afectados por nuevas especies, que eligieron los propios vecinos.
Ahora, la aparición de un brote ha puesto en alerta al ayuntamiento, consciente de la amenaza que representa el coleóptero para la población de palmeras canarias y datileras (Phoenix dactylifera), aunque también se ha comprobado que parasita diferentes géneros de Palmae, entre ellos Washingtonia spp. Así se concluyó en el primer Congreso Internacional que se celebró en Valencia en 2005.
