Pues sí, serás tú, alcaldesa. Serás tú la que, como ocurrió con Jesucristo según nos relata la Biblia, traicionarás, en este caso, al pueblo de Castellón. De hecho ya lo estás haciendo, y lo estás haciendo con tu silencio cómplice y tu manía de echar las culpas siempre a los demás de tus propias decisiones políticas. «¡Ha sido él!», una frase que suele oírse en los patios de los colegios cuando los niños intentan echar la culpa a otros cuando hacen una jugarreta. Con la diferencia de que aquí no hablamos de jugarretas ni de niños, sino de decisiones políticas que afectan a 180.000 personas en una ciudad, y no al patio de un colegio. Y es que en política, como en la vida, «no tomar decisiones» también es una decisión, y por supuesto dejar que otros la tomen por ti, haciendo oídos sordos o mirando hacia otro lado, también es intencionado.

Y para muestra un botón, porque la culpa del plagio del plan de turismo era de la consultora, la culpa del asalto a la azotea del Palacio Municipal fue de la panadería de al lado, la culpa de que las cámaras no funcionaran era de la empresa de mantenimiento, la culpa de que la Marjalería no tenga infraestructuras antiinundaciones es de Rajoy. Por esa misma regla de 3 (o regla del tripartito), la culpa de que usted no baje el IBI es del Catastro, la culpa de que los grandes servicios de esta ciudad sigan sin contrato es de los funcionarios, la culpa de la duplicidad de facturas en las subvenciones era de los vecinos, la culpa de los continuos traspiés económicos es del departamento económico y la culpa de que ayuntamiento no use cerámica en espacios públicos es de los arquitectos municipales.

También fue culpa de la secretaria municipal que en el pleno de la ciudad no se apoyara a los cargos electos acosados en la ciudad hermanada de Lleida y es culpa del reglamento Orgánico el que usted no deje hablar a los vecinos en los plenos. Pero si hasta la culpa de las nefastas traducciones del Ayuntamiento en redes sociales, ¡era del mismísimo Facebook!

¿Y de quien fue la culpa la nula promoción de nuestra Semana santa? ¡de las cofradías! Recuerde también que la culpa de que a usted el área de Fiestas se le vaya de las manos es de gaiatas, collas y ens vinculats, y la culpa de que tenga que quitarse la Cruz del Ribalta es de un señor de Valencia. Y por supuesto, cuando no sabe a quien echarle la culpa de sus propios errores, la culpa es del PP.A este paso, la culpa de que usted no cierre el círculo de los desahucios, como anunció a bombo y platillo, será de los propios desahuciados, y la culpa de que no ponga autobuses para los escolares del Raval Universitari que se han quedado sin plaza en su barrio, será de los padres por tener hijos.

Y es que su discurso se parece demasiado al de Puigdemont, para quien la culpa del golpe de estado separatista, de que haya millones de catalanes y españoles angustiados o de que las empresas se vayan, es de los españoles. Con todos estos antecedentes, señora Marco, pasará usted a la historia de Castellón como la alcaldesa que abrió las puertas al separatismo. La alcaldesa cómplice de quienes, con una arrogancia supina y un complejo político aún mayor, prefieren que seamos catalanes de segunda que españoles de primera. Ha vetado usted el himno de la Comunidad Valenciana el día de la Comunidad Valenciana, ha renombrado la jornada como «Día del País Valencià» y ha vetado el himno de España en el hermanamiento con Targoviste. Es más grave de lo que parece a simple vista, y como sabe que lo es, ha corrido a decir que fue un fallo de protocolo.

Señora Marco, deje de esconderse, deje de ser cómplice de la traición a esta ciudad, deje de echar las culpas de todo a los demás, porque para ser separatista le faltan a usted agallas, y para ser alcaldesa, aun más.