n El piloto alemán Sebastian Vettel (Ferrari) es el primer líder del Mundial de Fórmula 1 al sorprender al británico Lewis Hamilton (Mercedes) en el Gran Premio de Australia, donde salió favorecido de la aparición del coche de seguridad, mientras que el español Fernando Alonso (McLaren) firmó un meritorio quinto puesto. Carlos Sainz (Renault) fue décimo en una jornada en la que acusó molestias estomacales.

Alonso aprovechó la retirada de los dos Haas para ascender posiciones, después de salir décimo. Poco a poco, el asturiano fue armando su ventaja para quedar sólo por detrás de los dos Ferrari, de Hamilton y del australiano Daniel Ricciardo (Red Bull), evidenciando que las mejoras del MCL33 no eran un espejismo.

Por su parte, Sainz, que partió desde la novena plaza, tuvo una jornada complicada que comenzó a torcerse al sufrir un problema en la bomba de agua, que le hizo beber demasiado y le provocó un severo malestar. Con náuseas y a punto de vomitar, el madrileño aguantó el tipo y terminó décimo, un punto que le supo a poco

La salida, limpia y sin demasiadas incidencias, no hacía prever el final que se produjo en el Circuito de Albert Park. El inglés mantuvo la posición de privilegio a pesar de los intentos de adelantarle del finlandés Kimi Raikkonen (Ferrari), mientras que Vettel, que salía tercero, defendió su puesto sin problemas; los tres conseguían hacerse con una ventaja de cinco segundos sobre el resto a las pocas vueltas. A la vez, Alonso trataba de sobrepasar a Sainz, pero el madrileño aguantaba bien al asturiano. Sin embargo, el de Renault, antes del ecuador de la cita, se salió en una curva y su compatriota aprovechó la circunstancia para adelantarle.

Las estrategias comenzaron a hacer acto de presencia, con Raikkonen y Hamilton entrando a boxes -en las vueltas 18 y 19- para cambiar a neumáticos blandos, un hecho que provocó que momentáneamente Vettel fuese líder de la prueba.

Fue entonces cuando el caos en el garaje de Haas comenzó a trastocar los planes del vigente campeón del mundo. El danés Kevin Magnussen, que marchaba cuarto, tuvo que abandonar después de que sus mecánicos no le apretasen bien una de sus ruedas, y poco después el coche del francés Romain Grosjean se paró entre las curvas 2 y 3 por culpa de otra tuerca mal apretada.

El «efecto dominó» pasó a Hamilton, que con la aparición del coche de seguridad virtual vio frenadas sus aspiraciones; Vettel, con la carrera neutralizada, sacaba partido del momento para cambiar las gomas y salir por delante del inglés, que ya no volvería a catar la primera plaza. A pesar de que intentó por todos los medios recuperar el liderato, sus esfuerzos fueron inútiles.

Entre los beneficiados también se encontraban Ricciardo, que sin los Haas era cuarto, y Alonso, que tras poner neumáticos nuevos se puso quinto al adelantar al alemán Nico Hulkenberg (Renault). Ahí empezó su lucha con el holandés Max Verstappen (Red Bull), que trató de adelantar sin éxito al español. De esta manera, el duelo de tetracampeones se lo llevó Vettel, que logró vencer por segundo año consecutivo en Melbourne.