¿Cómo iban las cosas del Club Deportivo Castellón hace apenas un año? Nadie dudará de que iban lamentablemente. Un equipo en descomposición, un club sin brújula y una afición absolutamente desmoralizada que cada vez ocupaba menos espacio en las gradas de Castalia.

Que la entidad tenga más de doce mil socios -un auténtico record en tercera y posiblemente muchos más que la inmensa mayoría de los equipos de segunda B y también de más de uno de la división de plata; comprobar cada partido el ambientazo que se registra en las animadas gradas de Castalia; un equipo que lidera la competición; unos pequeños homenajes al socio de 90 años, a exjugadores -mejorando las relaciones públicas- que en algún momento han sido importantes en la historia del Club, el próximo homenaje que se quiere rendir el mes de mayo a Racic, etc, etc, se quiera lo que se quiera el cambio ha sido radical.

Comprendo que quedan muchas y muy importantes cosas pendientes; la ampliación de capital con la llegada de un inversor dispuesto al parecer a participar con una inversión muy importante, y todos los asuntos judiciales que tardan demasiado tiempo en resolverse. Pero es un momento óptimo para apoyar al Club. El otro día leí a un concejal del Ayuntamiento expresar su temor ante la llegada de un inversor. Está claro que como todos los inversores y empresarios tienen el objetivo de rentabilizar su inversión, sino en lugar de crear empresas para obtener riqueza y empleos, montarían ongs Sin embargo el Castellón no es en estos momentos una pera en dulce hoy por hoy y por eso sin duda ningún inversor de aquí quiere arriesgar nada, pero hablamos de la llegada de un inversor y no de San Francesc de la Font, que viene a poner más de un millón de euros en el Club. Esperemos un tanto y no vayamos poniendo palos en las ruedas. Este joven político y otros, no deben olvidar que el Castellón tiene doce mil socios y muchos miles más de ciudadanos que quieren lo mejor para este Club y todos son votantes. Pero no quiero escribir más de estas cuestiones, que ya se resolverán como corresponden por la junta de accionistas de la entidad. Quiero referirme ahora a la posibilidad de la firma de un convenio entre el Club y el Ayuntamiento para el uso de Castalia.

El Ayuntamiento de Castellón no se ha caracterizado a lo largo de la historia por su apoyo al fútbol. Al año de crearse el club en 1.922, un pequeño grupo de destacados aficionados, construyeron por su cuenta el viejo y siempre recordado campo del Sequiol, que un año más tarde sería el primer campo de hierba de toda España.

Finalizada la guerra civil, llegó a Castellón un gobernador, que creo que era mecánico y que viendo cómo era la zona insalubre junto al río Seco, de las multas que se recogían por la fiscalía de tasas, acometió la idea de construir el Estadio Castalia. Comenzó negándose el mismo a que se le diera su nombre a esta instalación - fue previsor porque igual ahora se lo hubieran quitado -que se inauguró en 1.945. Una vez construido, se lo ofreció gratuitamente al Ayuntamiento, el cual renunció a la cesión por entender que su mantenimiento sería importante.

En la década de los cincuenta y como consecuencia de una de las muchas crisis económicas que ha tenido este Club a lo largo de la historia, se necesitaban noventa mil pesetas para impedir su venta, pero sólo hubo un castellonense que dio diez mil. Entonces el Ayuntamiento, que seguía sin ser muy "futbolístico", en lugar de ayudar con esa cantidad a la entidad albinegra, con lo que la ciudad hubiera tenido dos campos, dado que la cantidad no era muy desorbitada, optó por quedárselo, para construir sobre los terrenos del mismo la Escuela de Magisterio.

Décadas más tarde y cuando el Castellón conoció en varias ocasiones el ascenso a la máxima categoría del fútbol español, se puso en evidencia la necesidad de contar con una instalación más digna.

Fue en el momento que llegó Antonio Sales a la presidencia del Club cuando se afrontó la posibilidad de construir un nuevo campo. Mientras mi querido y recordado compañero Chencho proseguía con su espectacular campaña radiofónica bajo el slogan: "Queremos campo", hubo mucha gente que se puso a la faena. Recuerdo una reunión en la Diputación bajo la presidencia de quien era entonces su presidente Joaquín Farnós, con quien nos reunimos Antonio Sales, el que firma este comentario y los ingenieros de la corporación para ver dónde se podía construir dicho campo. El terreno que parecía más propicio era el solar de las cocheras de los trolebuses en la avenida de Valencia. Pero al final hubo que desistir, dado que no eran suficientes y había que ocupar unos metros del barranco que desde el oeste de la ciudad desaguaba hasta el mar, por lo que podían propiciarse algunas inundaciones como la que ocurrió unos años antes por el desbordamiento del rio Seco y que tanto afectaron también a Castalia.

Antonio Sales como presidente y Antonio Tirado como alcalde siguieron conversando sobre el tema y llegaron a la conclusión de que el Castellón renunciaría al uso de Castalia y se llevaría a cabo la construcción de un campo nuevo junto al supermercado Alcampo, cuyos aparcamientos serían usados por el club los días de partido con lo que se obtendría la tercera parte de lo que iba a costar el campo, que eran 150 millones. Cincuenta de los cuáles los aportaría la Federación Española de Fútbol que presidía Pablo Porta, y otros cincuenta los aportaban entre el Ayuntamiento y la Diputación Provincial.

El 10 de junio de 1.981 el Ayuntamiento, acordó en sesión plenaria, la cesión de los terrenos a propuesta del concejal de Coalición Democrática, José Mª Escuin, mientras los concejales de UCD acusaban de presidencialista a Antonio Tirado por no consensuar dicha cesión.

La escritura correspondiente la extendió el notario Carlos Pascual y la firmaron el alcalde y el presidente del Club, en presencia del secretario de la Corporación Juan Reig quedando inscrita en el Registro de la Propiedad nº 2, en el tomo 296, Libro 296, Folio 18.Finca 2.430 tercera inscripción.

El Ayuntamiento permutaba así el derecho de arrendamiento que sobre Castalia tenía el Castellón, por el derecho de uso de 20 localidades en el futuro nuevo campo, por los susodichos terrenos que eran "pieza de tierra de cabida 9 jornales, dos hanegadas y 62 brazas o sea 4 hectáreas, 68 áreas y 38 centiáreas, secano con algarrobos, en término de esta ciudad, Partida de la Marrada o Pina lindante: norte Antonio Pérez y Ambrosio Montón; sur Juan Pellicer y otros; este camino de Ribesalbes y oeste herederos de Tomás Fabregat y otros.

Dos meses después, el 18 de agosto, el Castellón conseguía de doña Antonia Balaguer, de la Fundación Balaguer Gonel la cesión de una pequeña parcela que era necesaria para completar el terreno para el nuevo campo. A la firma de esta cesión acudieron los miembros de dicha Fundación Francisco Albella, Alfredo Pascual y Ovidio Tarragón.

Seis días más tarde la Asamblea Extraordinaria del Castellón aprobaba, como era preceptivo, el proyecto que había realizado el vicepresidente del Club y arquitecto Miguel Prades con un total de 17.180 espectadores, un campo de entrenamiento y casi quinientas plazas de aparcamiento.

La Diputación Provincial, el 27 de noviembre de 1.981, aprobaba los veinticinco millones de ayuda y además aprobó aportar un tercio de las obras para mejorar los accesos para no influir en el tráfico de la N-3340. Se hablaba de un paso inferior a la carretera de Ribesalbes.

El Ayuntamiento al mes siguiente, el 21 de diciembre aprobaba también la concesión de sus veinticinco millones, al tiempo que solicitaba a la Dirección General de Carreteras del Ministerio de Obras Públicas el paso inferior de la entonces carretera N-340 y reiteraba la solicitud de que se le restituyera la propiedad del Estadio Castalia.

El 11 de febrero del año siguiente, la Comisión Municipal Permanente del Ayuntamiento concedía también la autorización correspondiente para la construcción del campo y el 12 de febrero el Consejo de Ministros cedía de manera gratuita el Estadio al Ayuntamiento, cesión que publicaría el Boletín Oficial del Estado del 30 de marzo.

Desgraciadamente poco después la grave enfermedad de Antonio Sales propició su marcha del Club y con la entrada de Angel Rodriguez, al final se esfumaron las posibilidades de que el Castellón desde la época del Sequiol pudiera contar con un campo propio nuevo, a pesar de que la Junta del "Colectivo Roca" intentó conseguir unos terrenos entre las avenidas del Mar y de Hermanos Bou, pero ya el Ayuntamiento había comenzado a pensar que dado el estado de Castalia, lo mejor era derribarlo y construir uno nuevo sobre dicho solar.

El 28 de febrero de 1985 el Castellón perdía definitivamente la mejor oportunidad de su historia para volver a tener un nuevo campo, puesto que la Comisión de Hacienda de la Corporación Municipal proponía al Pleno el siguiente acuerdo:

Primero.- Dar por resuelto el contrato de permuta que tenían el Ayuntamiento y el Club Deportivo Castellón.

Segundo.- Interesar por haberle correspondido el turno, del notario de esta ciudad Francisco Lapuerta Fenollosa que levante acta de presencia acreditativa de que sobre el inmueble permutado, cuya titularidad registral corresponde al Club Deportivo Castellón no se ha llevado a cabo construcción alguna, a la vez< que practique notificación al Castellón, tanto del presente acuerdo, como de la referida acta.

Tercera.- Facultar a la Alcaldía-Presidencia para todo cuanto haga relación con la ejecución del presente acuerdo y en especial para que se inscriba dicho inmuble a nombre de este Ayuntamiento en el Registro de la Propiedad nº 2 de esta ciudad.

Afortunadamente la ciudad contaría con un Castalia nuevo, porque el 9 de mayo de 1.986 el Pleno del Ayuntamiento con todos los votos favorables de los concejales de diferentes grupos, aprobaba el proyecto de construcción del nuevo campo, que en principio se valoró en algo más de trescientos sesenta millones de pesetas.

El 11 de mayo de ese mismo año se jugó el último partido en el viejo Castalia jugando frente al Huelva. Se cerraban aquella tarde cuarenta años de historias escritos sobre el Estadio que se había inaugurado en 1.945 en un partido contra el Atlético de Madrid, entonces llamado Atlético Aviación.

Apenas un año después, el 17 de junio de 1.987, se inauguró el nuevo Estadio Castalia, también en un partido contra el Atlético de Madrid, jornada muy importante no sólo para el Club, sino para la ciudad.

El Ayuntamiento como hiciera el presidido por Antonio Tirado, debe apoyar sin escrúpulos al club albinegro como han hecho todas las ciudades respecto de sus clubes representativos. ¿Alguien entendería que no se firmara un buen convenio para ambas partes, en estos momentos en que parece resurgir el club abinegro?. ¿Alguien entendería que en el Palau de la Festa no se pudieran presentar las gayatas?. ¿Alguien comprendería que en el coso de la avenida Pérez Galdós no se pudieran celebrar festejos taurinos y hubiera que volver como dice la historia a la Plaza Mayor?

El Ayuntamiento no es una empresa montada sólo para ganar dinero, que bastante ganan con todos los impuestos; está para ayudar a los sectores que lo necesitan y que son importante en la vida de la misma ciudad. Y el CD Castellón lo es.