Los españoles tienen fama de quejarse mucho, algo que se puede trasladar a los castellonenses, pero parece que las lamentaciones se quedan en el ámbito doméstico o en las redes sociales, porque las protestas formales casi brillan por su ausencia. Con una población cercana a las 170.000 personas, los vecinos de la capital de la Plana solo registraron formalmente en el ayuntamiento el pasado año 43 sugerencias o reclamaciones, algo así como que el 0,02 por ciento de los habitantes de la ciudad decide formalizar sus quejas, ya sea presencialmente o por internet.

Quizás muchos lo desconozcan, pero desde 2008 funciona en el ayuntamiento la denominada Comisión Especial de Sugerencias y Reclamaciones, creada en su momento para «dar la mejor defensa de los derechos de los vecinos y vecinas ante la administración municipal». El informe del año pasado es algo desalentador: 41 reclamaciones y 2 sugerencias, la cifra más baja en los últimos 9 años, solo superada -en negativo- por las del año 2008, con apenas 8 quejas y 5 sugerencias.

Por lo que respecta al año pasado, dos fueron las propuestas vecinales. La primera, relativa a que la limpieza de la plaza de la Muralla Liberal se iniciara a partir de las 6.30 horas para no afectar al descanso de los residentes. La respuesta fue que se tomarían «las precauciones necesarias» para minimizar las molestias derivadas del servicio, algo que se supone se habrá aplicado.

La segunda de la sugerencias se dirigía a la ampliación de la exposiciones relacionadas con la astronomía en el Planetario. El ayuntamiento contestó en este sentido que estas muestras temporales «van cambiando para presentar aspectos actuales del conocimiento científico y técnico», pero que se tomaría en consideración la propuesta.

De las reclamaciones, 41 en total, se han agrupado en diferentes áreas, aunque la mayor parte se ha centrado en actuaciones policiales, movilidad urbana, control, urbanístico, ruido y padrón. Una de las que más ha recibido es la Policía Local, con 12. Entre ellas, su presunta inactividad ante posibles infracciones en la terraza de un bar, eventos molestos en la Zona Acústicamente Saturada (ZAS), por actuaciones sin especificar de agentes de la Policía Local o por no informar correctamente al Defensor del Pueblo.

En el apartado de Atención a la Ciudadanía encontramos quejas por un error en la numeración de viviendas de la calle Río Júcar, la mala atención en un empadronamiento y por no poder cambiar un domicilio o la reducción del horario de atención en verano.

En el área de Infraestructuras, Servicios Públicos y Medio Ambiente aparecen quejas por ruido de las máquinas de limpieza viaria y la falta de cuidado y mantenimiento de parques y jardines. En relación a la Movilidad, los ciudadanos se quejan, entre otras cuestiones, por retrasos en la resolución de autorizaciones solicitadas, el funcionamiento del Bicicas, el incumplimiento de ocupaciones de vía pública o la baja frecuencia del paso de autobuses de la Línea 1.

Por otro lado, el informe recoge protestas por el cierre del centro de Educación de Personas Adultas Pascual Tirado y la falta de atención en la oficina de servicios sociales del Grau. El Planetario, por otro lado, recibe tres quejas: el cobro de entradas a menores de 3 años, el no poder pagar con tarjeta y que los carteles explicativos estén solo en valenciano y no en castellano. También es llamativa una queja por la excesiva velocidad de un camión de bomberos sin las luces ni el sonido de emergencia. Finalmente, hay protestas ciudadanas por la atención recibida en la Oficina de Recaudación, así como del órgano de Gestión Tributaria, y hay otro vecino que critica el mal funcionamiento de la web municipal.

El megáfono de las monjas

Dentro de la sección de Control Urbanístico hay datos curiosos, como las quejas por el ruido causado por la megafonía del convento de la calle Núñez de Arce, que aunque aparece en el informe como el de las monjas Capuchinas, está ocupado desde hace unos años por las Esclavas del Santísimo Sacramento. Tampoco se salva la Guardia Civil, pues hay vecinos del entorno del cuartel que también han protestado formalmente por el megáfono de las instalaciones de la Benemérita. Otras quejas en este área son molestias por la zona ZAS de las tascas y su entorno o una protesta por no haber recibido la respuesta a su solicitud en valenciano.

Plazos de respuesta incumplidos

Con todo este listado de fondo, y una vez analizado el resultado de las actuaciones municipales, la comisión especial ha observado que el plazo de respuesta de algunas reclamaciones o sugerencias «se dilata en el tiempo», por lo que no se cumple el plazo establecido por el reglamento, que es de diez días.

Asimismo, se detecta que algunas de las contestaciones a las quejas y propuestas ciudadanas «no cumplen los criterios de calidad» que deberían tener. Con todo ello, la citada comisión, presidida por el concejal Ignasi Felip, se compromete a «trabajar en la mejora de la calidad de las respuestas dadas».