Javi Calleja ha cambiado el 4-4-2 por el 4-2-3-1 y Denís Dmítrievich Chéryshev (Nizhni Nóvgorod, 1990), extremo de raza, es uno de los grandes beneficiados. El futbolista ruso del Villarreal ha enlazado en abril tres partidos consecutivos y encara la recta final de la temporada con un doble objetivo: clasificar al submarino para la Liga Europa y jugar con Rusia el Mundial de junio.

Su padre fue futbolista. ¿Cómo es la vida de un hijo de futbolista?

Hemos llevado una vida muy normal. Yo he estado muy a gusto en todos los sitios en los que ha jugado mi padre. Los días de partido eran súper especiales. Mi primer recuerdo es en Moscú, él jugaba en el Dinamo. Todavía no entendía muy bien qué hacía, porque era muy pequeño, pero sí recuerdo ir al estadio y verle jugar. Luego siempre estaba en el vestuario del primer equipo del Sporting, con cinco o seis añitos, pegándole patadas al balón en los entrenamientos cuando no había colegio. Pronto jugué yo también en Mareo, en la escuela de fútbol del Sporting. Ahí fui consciente de que el fútbol de verdad me gustaba. Cambiamos varias veces de ciudad pero te adaptas a todo. Recuerdo ir de Gijón a Burgos y me quería quedar, lo pasé mal, aunque luego Burgos fue estupendo. Por otro lado es verdad que tener un padre exfutbolista me ha ayudado mucho en mi carrera. La suya es una opinión muy válida, y además es tu padre que quiere lo mejor, y ha pasado antes por lo mismo que has pasado tú.

El cambio de Burgos a Madrid debió ser grande.

En Burgos fue fenomenal, tuve un gran entrenador, Pepe Manzanedo, que me ayudó mucho y me enseñó a ser más competitivo, y gracias a él fui al Real Madrid. Fue un cambio grande, por la ciudad y por el club, porque con 11 años estás de repente jugando con los mejores. Al principio es difícil, pero tuve la suerte de que la familia decidió acompañarme y eso lo hizo todo más fácil. En el Madrid tuve años mejores y años peores. Recuerdo en Cadete que apenas jugué y pensé que no seguiría, pero al año siguiente llegó un entrenador que me dio confianza, Julián Calero, y con él y Juanvi Peinado mejoré. Subí al Castilla con Lopetegui, pero luego me vino otro bajón. Estaba entre Juvenil A y Castilla, pero cambió la directiva y decidieron que iba a Tercera con el C, y para mí, que tenía 17 o 18 años, fue complicado de asimilar. Por suerte hubo otro entrenador, Manolo Díaz, que estuvo muy encima de mí y me ayudó mucho en un momento crucial de mi carrera. Ahí además me puse a estudiar, porque tenía fe en mis posibilidades, pero entendí que había que mirar alternativas por si acaso, y me puse a estudiar la licenciatura de INEF. Yo estoy agradecido al club, porque no ponerte siempre las cosas fáciles te ayuda a crecer. Lo importante es que los malos momentos te den fuerza para mejorar. Porque un entrenador te quite no te vas a ir a casa, y dejar el fútbol, y ya está. Hay que aceptar la situación y hacer todo lo que puedas para cambiarla. Entendí que para volver al Castilla tenía que jugar bien en Tercera, eso hice, y volví a Segunda B y ascendimos a Segunda.

Y se marcha al Sevilla.

En el Sevilla tuve unas cuantas lesiones, pero al final es importantísimo aprender también de eso para disfrutar del fútbol cuando lo tienes. A veces estás entrenando y no lo valoras como debes. Cuando estás lesionado lo ves. Estás fuera, con los fisios, en el gimnasio tú solo, y es un momento duro porque lo que más quieres es jugar al fútbol y no puedes.

Asenjo dijo el otro día en la revista Panenka que del que está en el gimnasio no se acuerda nadie.

Sí, a ver. Está claro que tienes a los compañeros que te animan y preguntan, pero las lesiones se hacen largas. He tenido de distintos tipos. Hay lesiones que sabes cuando vas a volver, y otras no. En otras tienes unos plazos de recuperación que luego no se cumplen. Hay que tener la mente fría y apoyarte en los que tienes alrededor, la familia, la pareja, los amigos. De las lesiones se aprende muchísimo en cuanto a valorar cuando estás bien.

Su primer año en el Villarreal tuvo fases extraordinarias.

Me llamó Marcelino. Yo estaba con la selección en Brasil y quiso saber si estaría interesado. Después del año prácticamente sin jugar en el Sevilla, quería jugar pero no esperaba que me llamara un equipo como el Villarreal, que además iba a estar en Europa. En esa misma llamada ya le dije que sí. Luego llegué y había mucha competencia, con jugadores como Cani o Moi de los que aprendí muchísimo, y fue un buen año. Teníamos un equipo muy bueno, con muchas cosas automatizadas. Estábamos muy cómodos jugando así, pero ahora también estamos en un buen momento.

Regresó al Madrid, pero no logró afianzarse.

Es difícil pero hay casos de jugadores que han vuelto, como Lucas o Carvajal, y se han hecho con el sitio. No todos podemos jugar en el Madrid, no hay margen para el error. Si no tienes muchos minutos es difícil. Si sales y no cumples las expectativas igual es que no mereces jugar más.

Jugó poco, pero no lo hizo mal.

Pero ahí no vale el bien, se exige el súper bien .

Buscando minutos se fue al Valencia. ¿Tuvo entonces la posibilidad ya de volver al Villarreal?

No, no tuve opción de venir aquí en ese momento. Tenía dos ofertas, una no se concretó y me decidí por el Valencia. Necesitaba jugar, era año de Eurocopa, y lo recuerdo con cariño. Me acogieron todos muy bien. Era un momento difícil, pero al final logramos el objetivo de salvar al equipo y solo tengo palabras buenas porque me trataron muy bien. Empecé muy bien, pero me lesioné grave en el cuádriceps y no pude volver a jugar.

Ahora está teniendo continuidad en el Villarreal, pero Calleja de inicio dejaba las bandas para los laterales. ¿Le perjudicó ese estilo de juego?

Ahora llevamos unos cuantos partidos jugando más por fuera, con más protagonismo de los extremos. Está claro que yo estoy cómodo jugando por fuera, pero también estoy encantado de adaptarme a otras posiciones más por dentro. Manda el entrenador.

Ha sido una temporada algo extraña, muy irregular.

Las cosas pasan como pasan. Ahora estamos en un buen momento y tenemos que acabar así, acabar bien, acabar ganando para lograr el objetivo que es Europa. Han pasado muchas cosas este año, hubo cambio de entrenador... pero ahora hay más estabilidad y debemos seguir con este juego y esta actitud. Para el futuro tenemos que exigirnos más nosotros mismos. Plantearnos metas altas entre todos para dar un pasito más. Afición, club y jugadores, todos, tenemos que querer más y trabajar duro juntos para lograrlo. Yo aquí estoy muy feliz, como en casa.

En casa es el Mundial.

Falta poco. Estoy ilusionado de poder ir con mi selección, pero lo primero es hacer bien las cosas en el Villarreal. Si las hago bien tendré opciones de ir. La gente en Rusia tiene mucha ilusión de que empiece ya. Hay mucha expectación hasta en los amistosos.

Nico, que juega en el Roda, nació en Estados Unidos pero venía en verano a España. Dice que aquí es el americano y allí era el español. ¿Hay mucha diferencia?

(Risas). A mí me pasaba igual. Aquí soy el ruso y allí soy el español. El clima tiene que ver. No todos, pero en general la gente en Rusia es algo más seria. Muchas veces es bueno y otras prefieres más alegría. Hay que saber comportarse en todo momento y lugar, y sobre todo respetar todas las culturas de los países. Yo intento coger de todos lo bueno.