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Un silencio sepulcral, interrumpido únicamente por el zumbido del viento al empujar las velas latinas, y al fondo, más de treinta embarcaciones deslizándose por el agua para cazar el viento idóneo que les lleve a la meta. Ésta es la estampa que se pudo contemplar ayer por la mañana en l'Albufera, un lago que ha retornado a los tiempos en los que no existían coches, carreteras ni barcas a motor. Aquellos días en los que la manera más rápida que tenían los vecinos de l'Horta Sud de llegar a la playa del Saler o Pinedo era a través de l'Albufera, con estas barcas tradicionales que ayer llenaron de colorido el lago.

El XXX Concurso de Vela latina, organizado por el ayuntamiento y la Comunidad de Pescadores de Catarroja con motivo de las fiestas patronales, congregó a más de treinta veleros procedentes de las poblaciones ribereñas de Massanassa, Silla, Albal y Catarroja. Embarcaciones de diferentes tamaños surcaron, como antaño, las aguas de l'Albufera, bordeando la mata del Fang y la gola del Puchol para llegar a la punta de Llebeig, en una jornada de vela latina que muchos vecinos siguieron desde el agua.

El vecino de Silla Francisco Gil, con una embarcación de más de 8'5 metros, fue el ganador de la jornada en una mañana en la que el viento sopló con poca fuerza. Ello provocó que la regata se alargase hasta las 16.00 horas, con alguna retirada incluida. Los pocos pescadores que quedan en Catarroja también aprendieron de sus antepasados el arte de la navegación en estas embarcaciones, usadas para la pesca tradicional en l'Albufera.

Es el caso de Miguel Raga, presidente de la Cofradía de pescadores y participante en el concurso. "Estos actos ayudan a darle un empujón a la vela latina" aseguró Raga después de haber participado en 19 ocasiones en este concurso. El representante de la cofradía acabó segundo en la categoría de embarcaciones de hasta 8'5 metros.

Antes del torneo de vela, centenares de vecinos de Catarroja y de los municipios de alrededor degustar un almuerzo popular a base de embutidos y refrescos, en el que se han repartido 1.200 bocadillos. Además, los asistentes también contemplaron en el tradicional concurso de "barquet a perxa", en el que el catarrojense Juan Puchalt fue el ganador.

Este año la novedad se vio en la participación de un joven en categoría infantil, que realizó un excelente tiempo, según fuentes municipales, y arrancó numerosos aplausos.