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No son pocas las personas a las que gusta fantasear con la idea de tener un doble en alguna remota parte del mundo. Esto que en la mayoría de los casos no pasa de ser una simple ensoñación se convierte en una realidad para Sagunt. Y es que ignorada por los saguntinos españoles, otros saguntinos viven orgullosos de su localidad a miles de kilómetros de la comarca del Camp de Morvedre, en el centro occidental de la isla filipina de Luzón.

En realidad se trata de un pequeño barangay, un poblado de unos 4 kilómetros cuadrados adscrito al municipio de Sison, en la provincia de Pangasinán. Allí residen unos 1.926 habitantes, en su mayoría ilocanos, etnia de origen malayo que se asentó en esta región filipina durante los siglos XVIII y XIX. Casi todos son agricultores dedicados al cultivo de arroz. No pocos de ellos han ido emigrando en los últimos años.

Un alejamiento que, sin embargo, no ha logrado romper con los lazos que les unen a su Sagunto natal, como destaca Jeanette Moore, administradora de la web "Sagunto Star" y residente en EEUU. "Incluso fuera de casa, todos sentimos una profunda conexión con nuestra pequeña ciudad", comenta. Lazos que, saltando continentes, les vinculan también con España. "Mi bisabuelo, que murió en los años 7o con 105 años de edad, hablaba español con fluidez", recuerda Moore.

Será esta relación la que explica el nombre del pueblo a partir de una antigua historia oral que ha pasado de generación en generación en memoria de un militar español, el teniente Gómez. Desde la isla, Loejan Anudon, recuerda el relato tras haberlo conocido a través del "lacay" (anciano) Martin, uno de los vecinos de mayor edad que viven en Sagunto.

Según esta historia, el origen del poblado comenzó cuando "un cazador de 'Ilocos' que perseguía con su perro un ciervo, llegó a nuestro 'barangay' que entonces era un denso bosque poblado de animales", señala Anudon. "El cazador vio que este lugar era bueno, y llamó a su tribu para que viniera. Entonces lo llamó 'Dagupan', que significa agrupamiento".

Años más tarde llegó a la región el teniente Gómez para administrar parte del territorio de Pangasinán. "El vivió aquí muchos años, conociendo bien la cultura de la gente", señala. Sin embargo, llegó un día en que el militar tuvo que regresar a España y los habitantes del lugar organizaron una gran fiesta de despedida. "En aquella fiesta solicitó dejar algo con lo que ser recordado, pidió que el nombre de Dagupan se cambiara por Sagunto, su ciudad natal", recuerda del relato de "lacay" Martin.

"La gente estuvo de acuerdo"

En este sentido, la historia destaca que el lugar le evocaba las tierras saguntinas. Y en las descripciones de Loejan Anudon no dejan de existir similitudes. "Hay una vasta llanura en el sur, una carretera en el centro de la barangay, un río al oeste, con un pequeño puente y otra carretera, y montañas en el este", señala. En cualquier caso, como destaca "la gente estuvo de acuerdo y así fue como nuestro 'barangay' recibió el nombre de Sagunto".

Aunque la inmigración hizo que cundiera el desarraigo, en los últimos años las cosas han cambiado, como recuerda Jeanette Moore. "Uno de los objetivos que teníamos para nuestra web era animar a los saguntinos del extranjero a recordar e Internet lo ha hecho posible", señala.

Ahora, Moore se muestra ilusionada con la posibilidad de reunir los dos Sagunto, el español y el filipino, en un hermanamiento. En este sentido, considera que "estar asociados al Sagunt de España daría mucho prestigio a nuestro pequeño Sagunto".