En el Camp de Túria son muchas las urbanizaciones que se han quedado a medio hacer y las viviendas que están sin ocupar. Hay casos que estos abandonos los han elegido los propios promotores, al no contar con suficiente dinero para acabar sus proyectos inmobiliarios. Pero hay otros casos en los que los constructores sí tienen terminadas sus casas pero no las pueden ocupar porque no cuentan aún con los permisos municipales pertinentes. Mientras, los chalés están ahí, a punto para recibir a sus nuevos propietarios, con todos los elementos necesarios para hacer habitable la casa, pero vacíos y en urbanizaciones inacabadas y sin vigilancia.

Un constructor explicaba ayer a este periódico que le han entrado dos veces a robar en los chalés que ha edificado entre Riba-roja y la Pobla de Vallbona. Las casas están construidas desde hace dos años, pero la urbanización de los terrenos, que no le corresponde a él, se ha parado. Por lo tanto el consistorio no concede las cédulas de habitabilidad. "Así que, además de perder dinero porque no le puedo dar las llaves a los compradores, ya me han saqueado la casa dos veces".

La primera vez, explica el empresario, los ladrones se llevaron el material de obra que tenía allí almacenado. Pero en la segunda fueron directamente a por baños, cocinas y ventanas. "Me arrancaron los sanitarios, las vitrocerámicas, los marcos de las ventanas". Lo mismo hicieron en los diez chalés construidos a escasos metros por otro empresario, también a punto desde hace un par de años para ser habitados.

En este caso no hubo detenciones porque, según las fuerzas de seguridad, las víctimas no presentaron denuncia. Pero sí las hubo el pasado jueves cuando la Policía Local de Riba-roja sorprendió a dos personas que habían accedido a una finca en construcción del casco urbano tras destrozar la puerta con una sierra radial.

Prácticamente todas las urbanizaciones sin terminar, o sin ocupar, del Camp de Túria han sido saqueadas. Ya ocurrió hace dos años en Vistacalderona, de la Pobla, cuando los ladrones aprovecharon el parón de las obras por la quiebra de Fadesa para llevarse los aparatos con los que ya contaban algunas de las casas a punto de ser entregadas a sus compradores. Y también ha pasado en San Antonio de Benagéber, en una nueva urbanización en la que las calles están trazadas desde hace meses pero no se ha construido un sólo chalé. Allí, los delincuentes han abierto las cajas de conexión del alumbrado y se han llevado los elementos de su interior, o el cable de cobre de las conducciones.