La demolición de la nave donde estaba la brigada municipal de Torrent para construir una facultad de la Universidad Católica ha obligado también a desmantelar el centro comarcal de atención a inmigrantes que gestionaba desde hace 10 años la Mancomunitat de l'Horta Sud en ese mismo inmueble. El servicio se presta ahora en el bajo del edificio municipal de Servicios Sociales, en la calle Santo Domingo, que, en opinión de los responsables, "no reúne la condiciones aconsejables".

El local, de apenas 100 metros cuadrados, ha de albergar a nueve trabajadores -cinco educadoras más el coordinador, un auxiliar administrativo, dos abogadas, tres intérpretes y una técnica de comunicación- en sus diferentes áreas con lo que "el trabajo es complicado en ocasiones", explican los técnicos. Además, ante la imposibilidad de ejercer todos sus tareas en el recinto, algunos han tenido que trasladarse a la sede de la Mancomunitat, lo que dificulta más el servicio.

Pero lo que consideran más grave responsables y usuarios es que el bajo no está compartimentado por lo que "no se puede garantizar la privacidad de los casos que tratamos, a pesar de que muchas veces son delicados". De hecho, cada mesa de atención a un inmigrante apenas está separada de otra por un mueble archivador. "Aquí tenemos intérpretes y hablamos en varios idiomas y al final hay tanto jaleo que algunos trabajamos con tapones", explican. El edificio anterior que el Ayuntamiento de Torrent cedió hace una década a la Mancomunitat y que se ha demolido, tenía 300 metros cuadrados, además de un almacén, una sala polivalente y la explanada para actividades. El centro se puso en marcha hace una década y se reformó el local con fondos de la Unión Europea. En este tiempo ha atendido a unos 12.000 usuarios y ahora asiste a un mínimo de veinte personas.

Buscan otro local

La presidencia de la Mancomunitat lamenta que "todos los compromisos del Ayuntamiento de Torrent" para buscar un local adecuado, que el gobierno local expresó incluso en un pleno, "se hayan quedado en esto". Por el momento, la Mancomunitat ha aceptado el local municipal de la calle Santo Domingo porque "el servicio no puede interrumpirse".