Ni la oposición, ni el equipo de gobierno. El nuevo intento del alcalde de Alberic, Faustino Sala, de aprobar su dedicación exclusiva evidenció ayer por primera vez en público la crisis interna que vive el Partido Popular, que gobierna en minoría, y el aislamiento en que, de nuevo, se encuentra el alcalde, que ya acabó la legislatura anterior enfrentado a casi todos los ediles de su grupo.

Dieciséis de los 17 concejales que forman la corporación —todos salvo Sala— rechazaron en el pleno la propuesta del líder del PP para liberarse con un sueldo de 47.000 euros brutos anuales. El debate había dejado claro que la oposición iba a imponer su mayoría para desestimar la dedicación exclusiva, lo que hubiera permitido a los ediles del PP guardar las apariencias, pero quisieron marcar distancias con el alcalde y votaron en contra.

Un enviado del presidente comarcal del partido, Rafael Soler, seguía la sesión en directo. Los ediles críticos no expusieron en el pleno ninguna razón. El portavoz de Coalición Valenciana (CVa), Javier Cervelló, que ayer volvió a ofrecer sus votos al PP para destituir a Sala, comentó que si al alcalde le queda «algo de dignidad personal, debería dimitir».

Ésta era la tercera vez que Faustino Sala llevaba al pleno su dedicación exclusiva, si bien en la sesión del 14 de julio no se llegó a debatir ya que retiró el asunto al no tener garantizada su aprobación. La primera propuesta de Sala, en la que se pretendía asignar un sueldo de 50.722 euros, fue rechazada en el primer pleno de la legislatura con los votos de CVa, IXA-EU y PSPV, que la consideraban abusiva. Pese a que el alcalde había rebajado sus retribuciones a 47.000 euros, la propuesta de ayer cosechó el rechazó unánime de toda la corporación, incluido el grupo independiente y los seis concejales del PP, todos ellos críticos con el alcalde.

Los seis concejales del PP admitieron tras el pleno que son de dominio público en el municipio «las diferencias entre el equipo de gobierno y alcalde» y justificaron su voto contra la dedicación exclusiva de Sala al entender que «por encima de la disciplina de voto y de cualquier razón política está el interés general». «Nos debemos a la honradez, el sentido común y la coherencia, por tanto, nuestro voto no puede ser nunca a favor de algo en lo que no estamos de acuerdo y no creemos», señalaron.