Atrás quedaron los años en los que las asociaciones de vecinos eran el azote de administraciones públicas. De esos años 90 reivindicativos poco queda en las plataformas de vecinos de la Comunitat Valenciana, que mantienen más bien un espíritu asociativo.

Su papel como portavoz activo de protestas se ha ido diluyendo en el tiempo con la llegada del nuevo milenio y el ímpetu de estas asociaciones vecinales ha ido decreciendo a lo largo de los años. La institucionalización de estas plataformas con ayudas de los ayuntamientos, la reconversión de sus objetivos o el cansancio de sus dirigentes han hecho que las asociaciones vecinales cedan su puesto a plataformas sectoriales o a las Agendas Locales.

LA RIBERA

El sentimiento de abandono con respecto a otros barrios de Alzira y la aspiración de convertirse en Entidad Local Menor en el caso de la Barraca d’Aigües Vives, los problemas de inseguridad ciudadana en Sants Patrons-Les Basses y l’Alquerieta o la demanda de soluciones ante los malos olores que generaba la gasolinera de la avenida Luis Suñer provocó a finales de los noventa una efervescencia del movimiento vecinal en Alzira.

Prácticamente cada barrio contaba con una asociación de vecinos y fruto de este movimiento fue la creación en mayo de 1999 de la Federació d’Associacions de Veïns d’Alzira, inicialmente con cinco entidades —l’Alquerieta, Muntanyeta-Torretxó, la Vila, la Barraca y Sants Patrons-Les Basses—, aunque con los años se fueron incorporando otras. Hoy, las de l’Alquerieta, la Vila, Ana Sanchis y la Partida Les Basses mantienen en pie la federación, pero ha perdido el empuje. Las asociaciones que la abandonaron tampoco se salvan de este declive. «El movimiento vecinal de reivindicativo ya tiene muy poco en Alzira, es sólo asociativo», reconocía el dirigente de una entidad, mientras otro admitía que «se ha bajado mucho el listón».

La presidenta de la federación desde 2008, Beatriz Martínez, una auténtica desconocida si se compara con el protagonismo que adquirió su antecesor, Voro Pérez, admite que las cosas han cambiado y atribuye la actual «tranquilidad» a que «hay mucho desgaste y se ven pocas soluciones a los problemas que reclamas».

Prácticamente finalizado el conflicto del paso de la N-332 por el casco urbano de Sueca, las quejas vecinales se centran en dos frentes. El primero es por los afectados por el ruido que generan los coches por la variante, así como el provocado por las juntas de dilatación del viaducto construido ex profeso. Se encuentran en proceso de constitución como asociación de vecinos. El Defensor del Pueblo estudia su queja e interpretó que Fomento les había dejado indefensos tras la reclamación presentada. Además, este colectivo, con vecinos del final de las avenidas del Mestre Serrano, de l’Arròs y entorno también denuncia las molestias que genera un aparcamiento de camiones habilitado por el ayuntamiento dentro del casco urbano.

El segundo de los colectivos que se siente discriminado son los vecinos de la otra parte de la vía que se constituyeron en asociación. La construcción de la doble vía de línea del ferrocarril Valencia-Gandia, y posterior vallado les apartó más del casco urbano. Concurrieron como formación política, sin éxito, en las pasadas elecciones bajo las siglas del Partit Independent Per Sueca (PIPS).

En Cullera, la asociación de vecinos de El Faro es la única que mantiene cierta actividad. Aunque, la última vez que se pronunciaron fue en junio de 2010, cuando pidieron la rehabilitación de algunas infraestructuras de la zona al considerar que estaban en estado de abandono. Además, en este barrio alejado del casco urbano, los vecinos han reclamado en diversas ocasiones más presencia policial. También hay una asociación de vecinos en el Raval, pero se mantiene prácticamente inactiva. Información aportada por Pascual Fandos, Eva Melero y Pepi Bohigues.

LA MARINA ALTA

El declive de las asociaciones de vecinos en la Marina Alta va por barrios. Sí que han perdido cierta pujanza aquellos colectivos que surgieron ligados a un problema concreto, como la asociación de vecinos del centro histórico de Xàbia, creada cuando las obras de reurbanización de este casco urbano parecía que nunca acabarían. Otras han tenido que adaptarse a las nuevas circunstancias. Así, la plataforma Veïns de Parcent, que nació para oponerse a los tres PAI presentados en el municipio, tuvo que reconvertirse cuando esos proyectos, por fin, se rechazaron. Otra asociación de afectados por desmanes urbanísticos fue la de Abusos Urbanísticos No Llíber. Estos propietarios siguen luchando para que se legalicen las viviendas que compraron en una macroestafa por la que están imputados, entre otros, el promotor que las vendió, Miguel Muntaner, el exalcalde del PP, José Mas, y el exaparejador municipal, Amador Signes. Un hecho importante es la participación desde hace años en el movimiento vecinal de la comarca de los residentes extranjeros. Los residentes ingleses, alemanes, belgas u holandeses van por delante y han ayudado a recuperar la efervescencia vecinal.

Es llamativo que allí donde mejor resiste el movimiento vecinal es en Dénia, donde también hay más tradición que en cualquier otro municipio de la Marina Alta. La federación de vecinos ha reaccionado como un resorte contra la reciente subida de impuestos aprobada por el gobierno de PP y Centre Unificat. Colectivos como el de vecinos del Montgó no cejan en sus reivindicaciones de que se asfalten calles, se mejore la limpieza y se dote de más vigilancia a la zona. Con todo, también es cierto que, en general, las asociaciones de vecinos, en los movimientos participativos impulsados por los ayuntamientos (Agenda 21 Local), han perdido protagonismo frente a asociaciones sectoriales, como las de comerciantes, hosteleros o constructores. Ahora mismo los colectivos empresariales han desplazado a los vecinales. Informa Alfons Padilla.

LA COSTERA

En Xàtiva existe un caso paradigmático de cansancio y abulia de una asociación de vecinos. Más o menos activo, el barrio del Carmen (grupo de viviendas sociales) siempre ha contado con un colectivo vecinal. Dicho colectivo tomó un protagonismo muy fuerte hace aproximadamente diez años al erigirse como defensor de los vecinos de su zona, cuyas viviendas estaban seriamente afectadas de aluminosis. La asociación —debido a la tardanza en llegar las ayudas y las soluciones a sus graves problemas— se volvió muy combativa contra el consistorio. Pero en 2008, por cansancio de sus dirigentes y al no haber relevo, se disolvió sin que los problemas de las viviendas se hayan solucionado al 100%. Hay otro colectivo vecinal en Xàtiva especialmente reivindicativo, Retorno-Raval, que desde finales de los 90 y hasta hace un lustro ha ejercido una labor de protesta. Sobre todo al reclamar que esa zona de Xàtiva no estuviera desatendida. Actualmente, en cambio, la asociación tiene una actividad casi residual y un grupo joven, Raval Viu, ha tomado el relevo. En Xàtiva hubo en los años ochenta y hasta mediados de los noventa una actividad vecinal relativamente potente que llegó a generar una directiva. Esa vertebración vecinal es hoy casi inexistente (sólo queda el Nord-Oest, muy activo). Algunos exdirigentes socialistas recuerdan que precisamente ellos, muy sensibles a las reivindicaciones vecinales, tuvieron enfrente a colectivos a veces incluso muy feroces contra su gestión, cosa que con gobiernos del PP no sucede o sucede en menor medida. Informa A. Garzó

LA SAFOR

El movimiento vecinal de Gandia acaba de despertar de su letargo. La Federació de Veïns, que agrupa a todas las asociaciones de la ciudad, inicia una nueva etapa tras casi un año en la que ha estado regida por una gestora debido a las luchas internas que acabaron en la dimisión, en marzo de 2011, de la anterior presidenta, Delfina Pellicer. El nuevo presidente, José Ramón Cases, lamenta que ésta «ha sido noticia demasiadas veces por líos internos», lo que ha distraído a la entidad de su cometido principal de reivindicar y proponer mejoras para los barrios.

Ahora está por ver si la nueva dirección vecinal rompe con la tónica de los últimos años, caracterizada por una estrecha sintonía entre el movimiento vecinal y el gobierno de la ciudad, con lo que quedó reducida a la mínima expresión el espíritu crítico que se le presume al asociacionismo de los vecinos. Informa S. G.

Las asociaciones vecinales de Sagunt, en proceso de revitalización

Las asociaciones de vecinos en Sagunt se revitalizan con el fortalecimiento de las más veteranas y la aparición de nuevas. En la mayoría de los casos, eso sí, los acelerones se producen en contra de alguna decisión del ayuntamiento. Entre las entidades vecinales con más tradición en el Port de Sagunt se encuentran La Victoria, La Forja y Baladre. La primera está especialmente preocupada por los incumplimientos de los planes de accesibilidad y movilidad urbanas. La Forja, mientras, se ha visto mermada por problemas económicos. Estas dos asociaciones más la de Baladre aglutinan a más de 300 personas. En el núcleo histórico de Sagunt, ha renacido la asociación El Raval, que llevaba cerca de tres décadas en el olvido. También la zona de expansión al Norte del Palancia cuenta desde hace algunos años con representantes vecinales, al igual que la avenida Doctor Palos. Todavía en Sagunt, una de las asociaciones más numerosas está en Ciutat Vella, con más de un millar de miembros y 25 años en activo. Otra asociación destacada es la Almardà. El consistorio subvencionó en 2011 a estos colectivos con 21.000 euros.

antonio j. fresno sagunt